Javi la saludó con la mano y la esperó, apoyado en la valla.
Astrid aceleró un poco el paso y llegó hasta él.
-Hola- dijo ella.
Javi la saludó también y la dio un rápido beso en los labios.
Llevaban un mes saliendo.
-¿Qué tal en latín?- le preguntó él, tomándola de la mano y empezando a caminar.
Iban a todas las clases juntos excepto a esa.
-Aburridísimo- contestó.
-Bueno, ya solo quedan dos meses y medio para que acabe el instituto.
-Sí. Menos mal.
-¿Qué vamos a hacer esta tarde?- dijo, rodeándola con un brazo y acercándola más a él.
Ella se sonrojó como hacía cada vez que Javi hacía algo así.
-No sé.
-¿Vienes a mi casa a ver una peli?
-Como sea otra vez de miedo, te dejo- afirmó ella.
Javi sonrió.
El fin de semana pasado la obligó a ver una película de miedo con él y la chica no había parado de gritar. Casi lloró de pánico.
-¿Tan mal lo pasate?- preguntó.
-Lo pasé peor- dijo muy seria.
Javi soltó una pequeña carcajada y le dio un beso en la mejilla.
-Vale. No será de miedo. ¿De qué la quieres tú?
-No sé- murmuró como si fuera una niña pequeña.
Javi la observó unos segundos en silencio.
Le gustaba mucho esa chica.
-¿De amor?- aventuró.
-Me parece bien- sonrió complacida.
-Mientras la vemos...- empezó con voz seductora, haciendo que la joven se sonrojase.
Él volvió a sonreír. Después la abrazó, estrujándola entre sus brazos.
-No hagas eso- murmuró ella.
-¿Hacer que te pongas roja?- ella asintió-. No puedo evitarlo, estás preciosa.
Le miró con los ojos entrecerrandos.
-Piropeándome y haciéndome sonrojar no vas a conseguir tus propósitos.
-¿Ah, no? ¿Y cómo lo hacen los otros novios?- preguntó con voz inocente.
-Idiota- le espetó, pero en tono cariñoso.
-¿Entonces...?
-Cállate- sonrió.
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Adriana decidió volver a intentarlo.
Víctor estaba sentado en la cama leyendo mientras ella examinaba sus estanterías con aburrimiento; ya se las sabía de memoria.
Tenía el novio más aburrido del mundo.
¡Pero si solo se liaban si ella empezaba!
Y además, él era muy soso.
-Víctor- le llamó. Él levantó la vista del libro y la miró-. Me aburro. Podríamos hacer algo.
-Estoy leyendo. Coge tú cualquier libro.
Adriana suspiró.
-No me refería a eso precisamente.
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Si la princesa abriera los ojos...
RomancePara Astrid, el mundo deja mucho que desear. Sola, sin amigos en los que poder confiar al mudarse con sus padres. Y entonces conoce a Víctor, un joven de ojos traviesos y muchas ganas de disfrutar de sus propias locuras. ¿Será capaz de abrir los oj...