10.- Diez días.

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Me bajé de la encimera y me encaminé al cuarto, con Marta. Pero de repente, choqué contra la pared y todo lo que entraba en mi campo de visión, era él.

-Eric.-Ni caso. Me cogió de la cintura violentamente.-Suéltame.

Subió mis piernas a su cintura y sentí todo mi cuerpo estremecerse. Oh dios.

‘’La pared está demasiado fría. Sólo eso.’’

-Eric, no voy a besarte. Ni mucho menos voy a acostarme contigo. No ahora.-Le paré, antes de que yo cayera a sus pies.

-Estrecha.-Y la hostia que le di, no la vi venir ni yo.

Y le di en la otra mejilla.

¿Qué mierda le pasaba a este ser? Qué asco me dan los hombres. Estrecha me dice… Pues prefiero ser esto a ser una puta con las que seguramente se acostará él.

-Vaya perla de compañero de piso que tengo. No me hables. No me mires.

Me miró arrepentido, pero mi enfado era tal que no dejé de mirarle con desprecio. Estaba harta de decepciones. Parecía adolescente otra vez. Te caes, y cuando te levantas te resbalas con la misma piedra.

-Vas a despertar a Marta.-Su voz no transmitía nada.

-Si Marta despierta me tendrá aquí, y no me cambies de tema, Secharia. Por cierto, ya puedes encontrar lo que guarda la puta llave, porque te juro que una mañana vas a despertar y no estaré. No voy a estar aquí eternamente encerrada esperando a que me maten. No entra en mis planes, ¿sabes? Y espero que en los tuyos tampoco. Pásalo bien solo eh, porque no pienso hacer nada más por ti.-Cerré la puerta del salón y subí a la habitación.

Marta estaba mirando otra vez por la ventana. No se había dado cuenta de mi presencia. Estaba escribiendo en el vapor que había en el cristal, causado por el leve frío que hacía esta noche. Una fría noche para todos.

‘’Arch Mountain’’ La Montaña de Arch. Otra vez.

Al lado había dibujado unas rayas con unas flores entre ellas. ¿Qué…?

Marta parecía poseída, y toda la habitación estaba a oscuras, sólo nos iluminaba la luz de la calle. Eran las tres y media de la mañana y yo sólo quería dormir. Cogí a Marta de la mano y me senté en frente de ella, en el pequeño banco de la ventana que daba a la Torre Eiffel. Y así, mirando la grandeza de París frente a nosotras, pasé otra noche pegada a la ventana, esperando que lo mejor o lo peor pasase, pero que pasase ya.

...

A la mañana siguiente me levanté, Marta no estaba. Vi un papel pegado a la ventana, y ahora recuerdo que yo no me dormí aquí. Yo estaba en la ventana hasta hace unas horas. ¿Qué ha pasado? Mi corazón empezó a latir con fuerza, más de la prevista. Me acerqué lentamente al papel, que me observaba vacilante.

‘’¿Dónde está tu querida Caniff? Búscala. Tienes diez días. Si no venís a por ella, la mataremos.’’

Grité. Lo hice con tanta fuerza que caí al suelo con la nota en la mano. Mi cara estaba pegada a mi brazo izquierdo, y mientras sollozaba, daba pequeños puñetazos al suelo con la otra mano. Mi vida acababa aquí. Estaba tan rota y vacía. Y volví a gritar, llena de desesperación, terminando con un sollozo que rompió mi corazón por completo. Marta. Mi Marta. ¿Dónde estaría? ¿Con quién?

-OH DIOS MÍO EMILY. ¿QUÉ TE PASA? REACCIONA.

Había gritado con tanta fuerza, había sollozado con tanto dolor, que mi corazón no daba a más. Mi vida no daba a más. Me sentía morir.

El pelo tapaba mi cara, yo seguía tirada en el suelo, sin dar señales de vida. Aunque yo vivía estando muerta por dentro.

 Eric me cogió en brazos, me tumbó en la cama y me limpió las lágrimas.

Alcancé a darle el papel, temblorosa. Respiraba hondamente y a la vez lloraba como nunca. Esto dolía demasiado. Joder, ¿por qué Marta?

-Mierda.-Eric dejó el papel, mientras yo dejaba de respirar y sentir por un momento.

Pensaréis que estaba siendo exagerada. Pero imaginad que un día salís con vuestras amigas, te secuestran y descubres que tu padre es un famoso mafioso de tu país. Descubres que todo lo que tenías es falso, tu familia es falsa. Y dejas de confiar en todos, porque el mundo se vuelve extraño a tu alrededor. Y sólo te tienes a ti, aunque a veces, ni si quiera te tienes.

Aunque ahora yo sólo tenía a Eric, porque me habían quitado a Marta. Ella era mi mitad, y aunque fuéramos de sitios diferentes y alejados uno del otro, lo di, lo doy y  lo daré todo por ella. No la voy a dejar sola, ni ahora ni nunca. 

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora