18.- La historia

7 0 0
                                    

Nadie se movió. Eric rompió el silencio gritando y rompiendo un cristal de un puñetazo. Me giré rápidamente.

-¡ERIC!-Estaba apoyado en la pared, llorando y dándole pequeños puñetazos al cristal repetidamente. Cada vez tenía más sangre y heridas.-Eric cálmate.-Yo sonaba bastante serena para las ganas que tenía de terminar como uno de esos maniquíes.-Chicos voy a curarle, mirad por todo el piso.

-¿Qué buscamos?-Preguntó Colton.

-Coged todo lo que nunca veríais en una casa normal. Todo lo que tenga que ver con lo que está pasando. Papeles, carpetas, todo.

Conducí a Eric al baño, lo senté en el váter y cogí las pinzas pequeñas, las desinfecté y aunque él estuviera en shock, comencé a sacarle cristalitos de la mano. Podríamos haberle llevado al hospital, pero además de que nos quitaría tiempo, nos preguntarían cómo pasó, y no creo que sea factible contar toda la historia. Estaba en busca y captura.

-Eric, todo pasará. Tenemos que ser fuertes, óyeme. Tenemos que estar unidos... Hasta el final.-Me quité una lágrima bruscamente y seguí con mi labor.-Maldito Secharia, cómo puedes ser tan fiera. En eso no has cambiado nada.-Reí en medio del llanto.-Cómo hemos llegado a esto...-Me temblaban las manos. Así que me tomé la libertad de darme unos segundos y calmarme.

Solté las pinzas y dejé las manos en el aire. Tomé y expulsé aire repetidas veces, pensando que todo iría bien. El problema estaba en creérmelo.

-Leah...-Dijo Secharia entre un sollozo.

Obvié al chico y me centré en quitarle los cristales de la mano. Después de media hora, no le quedaba ninguno y le vendé la mano después de ponerle los puntos caseros en las heridas más grandes. Aún me seguía preguntando qué hacía Leah Secharia implicada en todo esto. Y entonces, miré a Eric y caí.

-Eric.-Le llamé cautelosa, ya no estaba en shock. Pero debía tener cuidado.-Ya he terminado, levántate.-Asintió y fuimos al salón. Los chicos estaban esperando con todas las cosas que habían encontrado.

-Necesito comentaros una cosa. Sé que no es momento, pero aún no sé lo que esconde la llave roja.-Eric me miró, cayendo en la cuenta de que me lo ocultaba a estas alturas.

-Emily, te dije que te lo diría llegado el momento.

-Sí, lo sé, pero a parte de que el momento ya llegó hace días, yo ya me he dado cuenta de todo.

Entendía ahora todas y cada una de las reacciones de Secharia al hablar de Leah, de su desaparición y de todo lo que tuviera que ver con ella.

-Supe que serías lo bastante lista como para darte cuenta. Y como siempre, tengo razón.-Ahí sale de nuevo nuestro Eric.

-Sí, la tienes.-Estaba seria, esto era importante.

Ni si quiera sabía cómo preguntar, cómo empezar ni cómo desarrollar mi hipótesis. Pero lo hice a mi manera, de sopetón.

-Mi padre secuestró a Leah, ¿cierto?-Asintieron.-Y la llave abre el sitio donde la tiene encerrada.-Asintieron de nuevo.-Vale. Ahora necesito un porqué a todo esto.

-Te lo contaré más adelante. Ahora necesitamos saber dónde están todos.

Paré de escuchar a Secharia, porque recordé que yo viajaba mucho con mi padre cuando era pequeña. No iba a ningún sitio sin él. Yo era su ojo y mano derecha y por eso quiso heredarme el negocio. Yo sabía que había un sitio en el que Nick tenía secuestradas a tres de las personas más importantes de mi vida, y que yo podría recordar cuál era. Veamos. Un desierto, lejos de Francia, una llave roja. Tenemos eso.

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora