1.- Poli bueno, poli malo.

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Un chico alto, de piel clara y unos cuantos tatuajes me gritaba. No sabía a lo que se refería, pero aún así, yo intentaba reaccionar, cosa que resultó nula.

-DIME DÓNDE DEMONIOS ESTÁ LA PUTA CAJA.-Y me volvió a pegar.

-Anthony, cálmate.-Un chico moreno habló.

La verdad es que eran muy guapos, daban la sensación de chicos famosos, pero eso no me interesaba en absoluto. Yo era una chica normal, con amigas, no me faltaba nada, ni me sobraba todo.  Estaba bien conmigo misma y con los que me rodeaban, jamás había hecho algo malo, algo que mereciera lo que está pasando esta noche.

-Eric, mátala. Está claro que no va a decirnos nada. Puta niñata…-Sentí miedo, y claro, no estaba por saltar y darle un abrazo al mamón este.

¿Eric? Yo tenía un amigo llamado así…

-Anthony, tiene la misma edad que tú.-Todos rieron, hasta a mí se me escapó una risita que en seguida contuve, me dolía el labio. Lo tenía partido.-Aún así, no podemos matarla. Su padre es el único contacto que tenemos con la caja, si ella muere, la esconderá mejor, sabrá que hemos sido nosotros.

-Además, ¿quién más podría matar a esta chica tan preciosa?-El más bajito me tocó el pelo, pero él lo hacía con cuidado, sus palabras eran sinceras, su sonrisa lo era también.

Me desataron. Llevaba ahí más de dos días, según mi reloj. Un chico que me parecía familiar me cogió de la cintura y me dejó caer al frío suelo. Estaba por perder la conciencia. Oí la puerta cerrarse y caí desmesuradamente.

-Emily, despierta.-Pude abrir los ojos y ver al chico de antes.-Soy Eric, sé que quieres matarme, pero yo… Lo siento, no quería que esto pasara.

Y recordé al chico de las gafas de pasta que tanto me atraía, mi amigo de la adolescencia al que llevaba tiempo sin ver, era Eric. Y ese chico me había secuestrado.

-¡SECHARIA!-Eric abrió los ojos un poco más.-Eric. Eric Secharia. Mi antiguo amigo y profesor. Te fuiste tan de repente...

El chico suspiró, se tumbó a mi lado y me obligó a poner la cabeza en su pecho. ¿Pero qué…?

-Emily, has crecido mucho. No te recordaba tan guapa, ni tan despierta. Yo… Lo siento tanto. Mírate, tienes el labio partido, varios moratones y yo no he hecho nada para impedirlo.

-¿Qué está pasando Eric? ¿De qué hablaba tu amigo?-Me levanté, no quería tener nada que ver con ellos. Eric ahora era un desconocido.-Sólo estabas con mi familia por esa caja. ¿Qué hay en ella?

-No, Emily, las cosas no son así. Yo… Quiero esa caja.

-ERES UN PUTO CONVENENCIERO. QUERÍAS LA CAJA Y POR ESO TE ARRIMASTE A MI PADRE, TE ARRIMASTE A MÍ. ERIC, ¿DÓNDE ESTÁ ESE CHICO DE DIECISÉIS AÑOS AL QUE YO CONOCÍA TAN BIEN?

-NI SI QUIERA YO SÉ DÓNDE ESTÁ. ESE CHICO AHORA ES UN SECUESTRADOR DE VEINTIÚN AÑOS TOTALMENTE PERDIDO.

Y me arrodillé en el suelo, apoyé mis manos en él  y comencé a llorar. No saldría viva de esto.

-Sácame de aquí…-Dije entre sollozos.

-No puedo.

Y Eric se levantó y me dejó allí tirada, rota, vacía. Ahora estaba recordando cosas de hace más de cinco años, cuando ese chiquillo de pelo rizado y sonrisa perfecta venía a casa a ayudarme con Matemáticas, cuando papá entraba a la habitación y…

Un momento.

Yo recuerdo esa caja, era la misma en la que una llave roja se encontraba. La había visto cuando mi padre no estaba en casa. Entré una vez para buscar algo, y terminé viéndola.

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora