19.- El principio del final

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Alguien detrás de mí me apuntaba con una pistola. Mi corazón empezó a latir con fuerza, a la vez que los pasajeros pedían por favor que no les hicieran daño.

Por lo que parecía, ya habían tomado el control del avión. En diez minutos todo el mundo quedó esclavizado. Yo seguía parada, de espaldas a todos los pasajeros y con las manos arriba.

-Así que Emily Miller, ¿eh?-Subí la cabeza, ya que antes miraba al suelo, y vi la puerta del baño abierta, el espejo me reflejaba a mí y detrás a un tío de unos 27 años.

-Ese no es mi apellido.-El hombre dio la vuelta y se puso delante de mí. Me puso un dedo en los labios.

-Shhh. No digas eso o papá se va a enfadar.-Me quedé quieta.-¿Dónde está Martita?

-No lo sé.

-¿Ah, no?-Seguía hablando con esa voz melosa que tan enferma me ponía. Negué.-Entonces tendremos que hacer esto por las malas.

-¿Para quién trabajáis?-Pregunté, pero ya me tenían esposada con las manos por delante en mi asiento, al lado de Eric.

-Eso no te interesa. Pero si piensas, lo sabrás. Eres una chica muy lista.

Bajé la cabeza, bajo la atenta mirada de Eric. Yo estaba rendida. ¿A qué había venido esto? No me lo explico. ¿Creerán ellos que yo secuestré a Marta? Es lo más probable, dado que ella venía a matar a Eric, que vivía conmigo, pero ella abortó la misión por mí, y ellos sabían que estaría en mi casa. Mientras está en mi casa desaparece misteriosamente, y yo soy la hija del famoso mafioso Miller. Estaba claro que todo el mundo habría pensado que habíamos sido nosotros de no haber conocido nuestra historia.

Y en ese momento, sólo se me ocurrió preguntarle a Secharia:

-¿Cómo sabías que yo había dejado de ser esa chica de 16 años que se escondía de todo?

-¿Quién te dice que no estuve siguiéndote hasta que descubrí a la nueva Emily?

Lo dijo en tono cómico, intentando sacarme una sonrisa. Era lo que más me gustaba de Eric, siempre intentando hacerme feliz.

-Serías más psicópata de lo que ya eres ahora.-Sonreí levemente.

-Puede ser.

Esto era el principio del final. ¿Qué íbamos a hacer?

Anthony me pasó cariñosamente una mano por el hombro, dándome apoyo. Y es que todo esto era por ser hija de un mafioso. Realmente me pregunto qué le hice yo a la vida para que en seis meses me hubiera pasado todo esto, para sentirme así de utilizada. Llevo seis meses huyendo de mi padre mafioso, en Francia, viviendo con un chico del que solía estar enamorada en mi adolescencia que me secuestró por una llave roja de la cual yo no sabía nada, por la que me han pegado un tiro en el brazo y me han estado persiguiendo todo este tiempo, ahora descubro que esa llave abre la puerta en donde están secuestradas mi hermana, mi mejor amiga y la mejor amiga de mi hermana y hermana de mi secuestrador, chico de 21 años del que me he enamorado incluso más que a mis 15 años cuando lo conocí. Voy en un avión hacia Virginia, porque nos han asaltado noséquiénes y atada a un asiento, sabiendo que en pocos días se nos acaba el plazo para rescatar a mis chicas y sabiendo también que voy a perder a alguien o que la que va a perder voy a ser yo. ¿Qué más? Supongo que nada, eso es bastante en seis meses.

Esta vez contuve las lágrimas, y las convertí en ira. Estaban atando los brazos de Eric cada uno a un reposabrazos. Y salté.

-Yo no tengo a Marta. Quiero encontrarla, al igual que vosotros. Dime para quién trabajáis.

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora