2.- De compras con mi secuestrador.

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-Buenos días pequeña.-Me susurró alguien al oído. Reconocía esa voz perfectamente.

-Cállate.-Me di la vuelta y me levanté, viendo a Eric parado en frente de mí con su sonrisa y su ahora tan corto pelo, peinado perfectamente. Lo extraño es que llevaba gafas de sol, y estábamos en un sótano.

-Sí, ya, las gafas. Nos vamos de compras.

-Ve tú, es tu ropa, no pienso aconsejarte como hacía antes.-Me miró raro. Sí, estaba siendo borde, pero no pensaba ser cariñosa con este ser.

-El caso es que la ropa es para ti.-¿Para mí?-Es para el viaje a Francia. Ya hablé con los chicos, pero estoy obligado a llevarte conmigo.

- Ya encontraré alguna forma de quedarme en casa, no me gustaría verte todas las mañanas.

‘’No mientas Emily, claro que te gustaría’’

-¿Ah, no? Pues a mí sí me gustaría. Me gustaría susurrarte un ‘’Buenos días’’ todos los días y cantarte tu canción favor…

-PARA.-Me miró divertido. Yo no quería tener ganas de que eso pasara, pero la triste realidad es que llevo cinco años enamorada de este chico tan idiota. O tal vez no esté enamorada, simplemente le tenga cariño. En todo caso, no me gustan las ñoñadas. Tal vez por eso no tenga novio.

-Me impresiona lo diferente que eres. Cualquier chica cae a mis pies, pero contigo no es así.

-¿Es un halago, Secharia?-Me senté a lo indio en el suelo y el se puso de cuclillas detrás de mí.

El muy patán empezó a acariciarme el pelo, y a susurrarme ‘’Bonita’’ al oído, como acto reflejo cerré los ojos y sonreí. ¿Pero qué mierda…?

-Quítate de ahí si no quieres quedarte estéril.

El chico llamado Thomas estaba en la puerta, riéndose por las calabazas que le acabo de dar a su amigo.

-Ya veo que la tienes controlada, ¿eh?-Y soltando una carcajada, se fue por donde había venido.

-Gracias por hacerme quedar como una nenaza.-Reí.-Venga, nos vamos.

Llevaba dos días con esta ropa, y gracias a dios me dejaban ducharme. Una camiseta negra corta en la que ponía LOVE y unos jeans oscuros demasiado ajustados que me encantaban. Me puse mis Converse azules y me dirigí con un perfecto Eric en jeans blancos, supras y camiseta negra ajustada  al coche, incluyendo Ray-Bans negras. Me subí de copiloto, él conducía.

-Parecemos pareja.-Y sonrió de aquella forma que me mataba.

-Ya te gustaría a ti, Eric.

-Oh Emily, quiéreme un poquito.-Y empezó a chincharme como cuando éramos adolescentes.

-Mira Eric, me encantaría odiarte.-Me miró muy atento.-Pero por alguna extraña razón no puedo.-Bajó la mirada y sonrió.-Nos conocemos de hace mucho tiempo.-Intenté arreglarlo para que no se lo creyera tanto, pero era tarde, él ya cogía mi barbilla y me acariciaba la mejilla.

-Mi Emily. Mi pequeña Emily.-Y me besó la mejilla, después el cuello y…

-Eric vámonos o cerrarán el centro comercial.-Le aparté y me miró un poco mosqueado, le guiñé el ojo y arrancó.

Veinte minutos después estábamos en el centro comercial más grande de California. Entramos y Eric ya había entrado a una tienda. De lencería femenina. ¿Lo mato o…?

-EMILY PRUÉBATE ESTO.-Era un conjunto de braguitas y sujetador rojo y negro con encaje.

-Claro, ahora mismo.-Y le di una colleja, solté eso por algún lado y lo arrastré fuera de la tienda. Después de decirle que era un guarro entramos a una tienda normalita y juvenil.

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora