…
DOS SEMANAS DESPUÉS.
Todo, absolutamente todo, habían sido risas y cariño desde la noche en la que se disculpó por haberse ido sin avisar. Llevábamos aquí como un mes y una semana. Habíamos hablado con Ari una vez, y la situación en California está muy mal.
Mi padre había contratado a todo un equipo de investigación y tenía a mi hermana encerrada, cosa que me afectaba, ya que no podía hacer nada por ella. Ojalá Eric me hubiera dejado traerla, ahora estaría a salvo… ¿No? Aunque en realidad ni si quiera sabía si yo misma estaba a salvo, aún tenía dudas sobre Eric, por muy bien que nos llevemos. Ser desconfiada era mi as bajo la manga, ya que nunca fallaba con estas cosas. Me habían hecho daño tantas veces que llega un punto en el que desconfiar era tu única arma de defensa.
Eso es otra cosa: ¿Cómo voy a defenderme si nos encuentran? Nunca he cogido un arma. Soy de ese tipo de personas que piensa que todo puede resolverse hablando. Y seguro que todo este embrollo en el que Secharia me había metido sería una de sus tonterías con mi padre que siempre tienen arreglo, sin cobrar vidas inocentes. O eso pensaba hasta hace dos meses.
No sabía dónde empezaba mi amistad con Eric y dónde acababa, realmente nadie sabe cómo acabará con una persona cuando la conoce. Aunque a Eric lo tenía calado hace unos años, todo cambió. Y esa era mi realidad. Ya nada era como lo conocía, estoy traicionando a mi padre, ¿estamos locos? ¿Qué estoy haciendo? ¿En qué momento Eric Secharia me arrastró sin compasión hasta Francia, contándome algo de lo que si quiera estoy segura? Estoy hecha un lío. Aunque espero salir de todo esto sin un puto rasguño, al igual que mi hermana, o mataré a Eric si los agentes de mi padre no lo hacen antes.
-Em, cielo.-Eric me sorprendió como siempre, abrazándome por detrás y depositando un beso en mi cabeza.-¿Qué hacías parada frente al fregadero?-Eric nos mecía a ambos con suaves movimientos. Estaba acostumbrada a ese acto.
-Yo… Estaba pensando sobre todo esto.-Paró de movernos y me dio la vuelta, quedando cara a cara.-Eric, ni si quiera he escuchado a mi padre. Mi hermana está sola, encerrada en su habitación y no puedo confiar ni en mí misma. ¿En qué momento decidí desconfiar de mi familia?
Eric me soltó, parecía ofendido. Cogió una manzana y se sentó en una de las sillas de la cocina, mirándome fijamente, tanto que hasta dolía.
-Para de mirarme así, por favor.-Rogué. Pero hizo caso omiso.
-¿Te arrepientes de haber venido, Emily?-Mierda, estaba enfadado.
-No… O sí. No lo sé. Sólo necesito hablar con mi padre sobre todo esto sin que nos hagan daño. Porque créeme, me importas.-Bajé la mirada, me avergonzaba decir estas cosas. Yo era la chica divertida del grupo, siempre andaba diciendo tonterías y a veces parecía un chico. Aunque esto último lo había matizado este año, ya era más femenina, claramente.
-Tú también me importas a mí, pero comprende que si te traje aquí fue por tu bien. La llave es la cl…
-Para.-Le corté.- Estoy harta de oír sobre la llave y nunca enterarme. Necesito que me digas qué esconde.
-Eso no importa. Sólo te necesito aquí conmigo, joder.-Dio un puñetazo en la mesa y supe que la estaba cagando, pero él ya la había cagado conmigo desde el día en el que me secuestró.
-¿Por qué? ¿Por qué me necesitas?-Dije alzando la voz, acercándome a él peligrosamente.
-Porque tú eres mi propia llave. Tú abres mi cajón de los recuerdos, me haces sentir bien.-Y como acto reflejo me fui. ¿Qué estaba diciendo? ¿Que estaba enamorado de mí? Esto era algo imposible, ya que él está enamorado de otra chica.
Salí sin rumbo alguno, y cuando llegué a parar a la Torre Eiffel, me di cuenta de que había unos diez hombres tipo armario vestidos de negro rodeando ésta. Y en seguida supe que corríamos peligro aquí. Aunque si eran hombres de mi padre, no me harían daño. O eso esperaba.
Uno de ellos me miró fijamente, y le seguí la mirada. Estaba hablando por un walkie. Mierda. Si corría quedaba claro que era a mí a la que buscaban, así que me fui alejando lentamente, mientras sacaba el móvil con números desconocidos que nos comunicaban a Eric y a mí. Cuanda estaba a unos 50 metros, le llamé, por incómodo que resultara, estaban en juego muchas vidas.
Y aquí tenéis el segundo capítulo!!!! Intentaré subir más en el fin de semana, pero durante esta semana no podré subir más. Besos:D
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THE RED KEY (MIDNIGHT RED)
FanfictionEmily era una chica normal, más o menos alta, de cabello castaño oscuro y ojos claros, piel oscura y no muy delgada, ni muy rellenita. Era una chica normal de 20 años. Esa noche había salido a dar una vuelta, con sus cascos y su Ipod en el bolsillo...