14.- No podemos

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Me encontraba sola, recordando aquel día cuando Marta me contaba la razón por la que su apellido era Caniff y no Collins.

''Era el apellido de mi abuela materna. Ella me apoya muchísmo. No quería llamarme como mi padre, por lo que fui con mi abuela al registro civil y lo cambié'' Entonces supuse que su abuela sabía algo. ¿Tenía su número? Preguntaréis, a lo que obviamente la repuesta era un claro no.

''Jay Collins: El futuro del país. Un empresario formado, honrado y capitaneando una familia estupenda que guarda mucho amor dentro''

Mentira. Todo eran mentiras. Marta y su padre se odiaban. Eso eran titulares de periódicos británicos. Todos los periódicos hablaban de Collins, era y es muy importante a día de hoy. Si pudiera sacar toda la verdad, nada de esto pasaría, aunque después vendrían miles de acusaciones a mi madre por saberlo todo y entonces irían los dos a la cárcel. Aún no sabía si mi madre tenía algo que ver en esto. Me decepcionaría mucho si la respuesta fuera afirmativa. Mi madre era demasiado buena.

''Pero las apariencias engañan''

¿Qué estará haciendo Eric?

Bajé abajo y lo vi sentado en el sillón, mirando a ninguna parte. Apoyado en un brazo y con las gafas de sol puestas. Seguro que se había dormido, ni se movía. Entonces aproveché y fui a ducharme. Me quité la camiseta y los pantalones en el salón y los dejé ahí, al salir de la ducha lo recogería todo.

Subí y me metí en la ducha. Era mi tiempo de relajación. El agua estaba muy caliente. Ya pegaba, estábamos a finales de septiembre y hacía un poco de frío para mi gusto, pero me encantaba el invierno. Salí con la toalla enrollada, cogí una demasiado pequeña, no me gustaba nada que se me viera más de la mitad del muslo y casi medio culo, me la bajé un poco y se me veía todo el pecho. Qué frío.

Entré otra vez al baño pero estaba... ¿Eric?

Eric estaba simplemente parado mirándose al espejo. Iba a cerrar la puerta, sorprendida, pero me cogió del brazo y me metió dentro. Me sujetó con tal fuerza que no podía irme. Abrió rápidamente el agua y nos metió a los dos.

-¿¡Qué haces?!-Miré hacia abajo porque el agua me caía por la cara hasta los ojos y no veía.

De repente me besó. 

Tenía la camiseta mojada. Era blanca. Me estaba poniendo nerviosa.

-Esto era lo que hacía.-Me cogió el culo y me lo apretó.

Nadie podía pararle. Ni si quiera yo.

''No quieres pararle''

-Eric... Yo...

-Sé que estás nerviosa por todo. Pero tenemos tiempo. Tal vez poco, pero lo tenemos. Escúchame.-Asentí, cayendo en sus ojos.-Te quiero. Te quiero por encima de todo. Lo sabes, ¿no?-Mi corazón dio un vuelco. ¿Qué estaba haciendo?

Me besó la clavícula sin dejarme contestar. Paró en mi cuello. Le quité la camiseta. Estos últimos meses había hecho muchísimo ejercicio. Me pegó a la pared, fría.

Me quitó la toalla con sumo cuidado, le di permiso con la mirada. Nos sacó de la ducha y me tumbó en la cama. Nos miramos a los ojos y apartó la mirada, sonriendo. Entonces cambiamos de posición y se sentó en la cama conmigo encima. Estábamos empapados ¿Qué estábamos haciendo? Ni puta idea. Mi corazón dejó de lado al cerebro y seguí manteniendo la mirada de fiera que tenía puesta en Secharia. Él estaba en bóxers, tenía un bulto prominente ahí.

Me asusté. Me asusté y recordé todo.

''No me vas a volver a ver''

¿Por qué? ¿Estaba segura de acostarme con el chico aun sabiendo que se iría de mi lado?

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora