9.-Demasiado rotos.

241 16 3
                                    

-Eric, para.-Le susurré al oído. Eso lo calmaba, lo hacía siempre.-La conozco. Es de fiar, por ahora. Aunque no te alejes mucho de esa pistola.-Se giró, me miró y me besó la frente, signo de que confiaba en mí, y de que si había sacado la pistola había sido para protegerme. Típico en él.

-Si quieres vivir, cuéntame qué haces aquí, Marta.

Nos sentamos todos y el ambiente empezó a tensarse. Así que opté por hablar yo primero.

-¿Qué te ha pasado? Hace cinco años que no sé de ti. Desapareciste, te encontraron y te perdí yo. ¿Por qué?

-Yo… Es que… Fue mi padre.

-¿Quién es tu padre?-Eric preguntó agresivamente. Marta estaba a punto de llorar. Le dije a Eric ‘’Cálmate’’ por lo bajini, y me hizo caso.

-Jay. Jay Caniff.-Secharia empuñó la pistola otra vez. ¿Pero qué pasaba aquí? Le quité la pistola. Quería tener el control de todo esto.

-Cuéntame por qué no volviste a hablarme, por favor.-Me miró insegura. Sabía que no hacía esto por ella misma. Así que intenté darle todo mi apoyo dándole mi mano y diciéndole un ‘’Vamos, estarás bien’’ sonrió triste y empezó.

-Me escapé de casa cuando tenía 15 años, lo sabes, ¿verdad?-Asentí.- Al día siguiente mi padre me encontró, y después de darme una paliza, me obligó a trabajar en su negocio.-Empezó a llorar y le apreté más la mano.-Lo que yo no sabía era que el negocio de mi padre era ser un mafioso. Entonces me obligó también a desaparecer del mundo. Yo ahora estoy muerta en España. Así que mi padre me ha estado entrenando con armas a escondidas. Esta es mi primera misión, pero yo no quiero hacer nada de lo que me están pidiendo. 

-¿Qué te están pidiendo exactamente?-Pregunté. Eric estaba dando vueltas con las manos en la cabeza.

-Quieren que te mate. A Eric lo quieren vivo.

-¿Por qué?

-Quieren que viva sufriendo por tu muerte.

Y Eric se quedó mirándonos. Sin saber qué hacer. La verdad es que yo tampoco lo sabía.

...

Hoy dormiría con Marta, Eric como siempre en el sofá. Ella ha rechazado la misión que le han encomendado y ahora tenemos otra fugitiva más en casa. Eric y ella se conocen por los años de prácticas, estuvieron en la misma academia. Ilegal también, por cierto. Lo peor es que el profesor era mi padre. ¿Cómo? ¿Cómo ha podido hacerme esto? Se supone que yo iba a heredar todo de mis padres. ¿Esto también? ¿Mi padre iba a esclavizarme como hicieron con Marta? Todo esto era cada vez más una locura. Yo me estaba volviendo loca. Todo se había desmoronado. Ya no era la chica con confianza y autoestima. Yo volvía a ser esa de 16 años con todo y nada que esconder, que vivía con miedo e inseguridad. Y ahora, tenía razones.

Subimos arriba y Marta seguía triste. Estaba mal. Ahora su padre la buscaba como el mío me buscaba a mí. Me pregunto si nuestros padres se conocen. No me extrañaría. Aunque suena imposible. Ella es española, nosotros de Los Ángeles. Su vida era totalmente distinta a la mía, ella era libre.

Nosotras nos conocimos por twitter, hace ya casi siete años, porque recuerdo que las dos estábamos destrozadas, nos animábamos. Cuando pasaron dos años, me dejaron ir a Barcelona a verla. Recuerdo su primer abrazo como uno de los mejores que me han dado en la vida. Poco después, ella seguía mal. Jugaron con ella, y se fue. Lo malo es que la encontraron, y como yo ahora mismo, ella no quería ser encontrada.

No me gustaba nada que la tratasen para hacer el trabajo sucio. Y sí, eso quiere decir que matarme era el trabajo sucio. Sólo querían el dolor de Eric. Y me pregunto si todos esos hombres saben la historia del chico, me pregunto con qué derecho se mente en la vida de alguien y la arruinan. Por esa regla de tres, me incluyo a mí. Mi padre iba de maduro y no se está dando cuenta del daño que hace. 

Marta está sentada en la cama, acurrucada, mirando a la ventana. Se ha vuelto fría y calculadora. Mi padre la ha cambiado. Sucio traidor. De esto hace cinco años, por lo que la pobre chica tendría casi los 16. Y de repente me doy cuenta de que esto me duele más de lo que quiero aceptar, de que esto es demasiado complicado. O simplemente nosotros estamos demasiado rotos.

‘’Déjalo. No quieres pensar en esto’’

Y era verdad. No pensaba dejarme hundir por esas personas que intentan matarme.

-Marta, cariño.-La toqué y se asustó. Estaba como en una burbuja.

-Montaña de Arch.

-¿Qué?-No me estaba escuchando.

-Montaña de Arch.

¿Qué era eso?

-¡MARTA!-La zarandeé y despertó. Estaba en trance. ¿Pero qué…?

-Emily, cielo, voy a dormir. Buenas noches.-Me dio un abrazo, se dio la vuelta y durmió en paz.

‘’La montaña de Arch’’

Lo busqué en Internet. Nada. No salía nada.

Intenté dormir, pero no podía. Así que bajé intentando no despertar a Eric, aunque seguro que estaría despierto, como todas las noches. Hace dos noches me siento bien y duermo con normalidad.

‘’Joder Emily, intenta no hacer ruido’’

Entré a la cocina y cerré la puerta. Típica manía mía. Ni siquiera encendí la luz. Cogí mi móvil y puse la linterna, que alumbraba bastante. Busqué algo para comer, pero en realidad no tenía nada de apetito. Me senté en la encimera, a oscuras. Casi me caigo, por lo que me reí bajito. Sí, solía reírme de mí.

Oí unos pasos y supe que era Secharia, lo conocía demasiado bien.  Escondí la linterna y pensé en hacer algo estúpido, pero gracioso. El chico entró en la cocina y abrió la nevera, justo como hice yo hace unos minutos. De repente, le apunté a la cara con la linterna.

-Bú.

Oí que sacaba un arma y la empuñaba, la cargó y apuntó.

-Pero serás gilipollas. Que soy yo.-Dije risueña.-Oh, ¿duermes con pistola?

‘’Qué idiota eres. ¿Lo dudabas?’’

Aplaudí mentalmente a mi subconsciente. Preguntas estúpidas y luego estaban las que hacía yo.

-Me cago en la puta, Emily. ¿Cómo no voy a dormir con pistola? Puto susto me has dado.-Sonreí, viendo que le costaba respirar.-Lo hago para protegeros. Ahora no es sólo a ti. Marta nos necesita. 

‘’Yo también te he estado necesitando. ¿Dónde estabas?’’

-Ya. Por eso está aquí.-Eric cogió un zumo y se apoyó en la pared, en frente de mí. Yo seguía en la encimera. 

-¿Estás mejor?-Sí, ahora preguntas, cariño. Ahora.

-Podrías haberte preocupado antes. Aunque no te reprocho nada. Estamos aquí por la llave, no por mí.

-Si tú no estás bien yo tampoco.-Reí irónica.-No dormía por eso. Iba a subir, lo juro, pero…

-No jures en vano. Sé que no habrías ido a por mí ni en un millón de años.

-Emily, yo… Lo siento. 

-No lo sientas. Dije que no te reprocharía nada. No pienso hacerlo. Ni si quiera sé lo que hago aquí. Déjame irme. 

-Emily, ya te dije que nadie puede irse hasta que lo tengamos todo. 

-¿Todo?

-LO QUE ME FALTA.-Gritó en voz baja.

-No lo digas como si yo supiera de lo que hablas. 

Estaba harta de decir ‘’basta ya’’ y seguir con esta mierda de juego. Él no está para juegos, yo tampoco lo estoy. Debería de saber que yo hace bastante que no quiero estar aquí, con él. Pero pensemos. ¿Qué podría pasar? Oh sí, se me olvidaba. Quieren matarme. ¿Será mi padre quien quiera mi muerte? Esa pregunta ocupaba todo mi tiempo y toda mi mente. Estaba claramente enfadada. No con él, si no con esta situación.

A partir de aquí, todo irá de bien a mejor y más y más! Espero que os esté gustando<3

THE RED KEY (MIDNIGHT RED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora