CAPITULO 28

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Capítulo 28

Sonrío cuando bosteza, es que es tan lindo. Son tan lindos, no puedo asegurar cual de los dos es más hermoso.

Tienen 10 días y cada día que pasa me enamoro más de ellos. Son fuertes y grandes.

Creo que sus nombres serán: Tyler y Travis. Simplemente me gustan, no hay un argumento para decir el porqué. Estoy aprendiendo a conocer cada gesto de ellos, ya sé cuando tienen sueño y cuando tiene hambre.

La primera vez que les di de mi pecho, me dolían mucho y no salía leche. No entendía el porqué, estaba muy asustada, no sabia que darles ya que estaban llorando mucho. Media hora después estaba desesperada y lloraba como una Magdalena, mis hijos también lloraban, no sabia que hacer.

Intenté darles otra vez, esta vez chupaban fuerte, me dolían y me ardían. Pero finalmente salió leche y no me importó el dolor.

Ha sido muy difícil estos días, ya que no he dormido casi y no sé muchas cosas sobre ellos, estoy a tientas aprendiendo. A ellos los alimento cada dos horas, así que no tengo mucho tiempo para mi. Aparte, tengo que limpiarlos, sacarles los gases y dormirlos. Aunque no lo parezca, se me va el día y la noche completa, para mi es muy difícil hacerlo.

También tengo que estarle lavando con frecuencia los pañales, ya que no tiene mucha ropa ni sábanas. Agradezco que sale agua del grifo.

Asi que he decidido que voy a ir al pueblo a comprarles lo que necesitan, también tengo que comprar cosas para mi y lo más importante, la comida, no tengo ni sal, así que creo que haré un pequeño mercado.

Estoy segura de que Jacob guardó dinero bajo el colchón de la cama.

Jacob... no ha aparecido, no se nada de él. Se que no debo preocuparme porque ha sido un imbécil, pero es inevitable no hacerlo. Trato de no pensar en él, no quiero desanimarme ahora.

Recuerdo las cosas que me dijo Jeins, no se si creerle o pensar que es otro juego de el. Pero entonces ¿Por qué Jacob no ha venido? ¿Le habrá pasado algo malo?

Prefiero pensar en lo que me dijo Jeins a que Jacob esté en graves problemas o peor, muerto.

Me estremezco de solo pensar eso. Mi corazón no aguantaría tanto dolor. Mis hijos se quedarían sin padre... en fin. Dejaré de pensar en eso.

Cierro los ojos. No quiero, no puedo y no debo de pensar en el. Seguramente estará con mujeres disfrutando mi dinero quizas donde.

Se que tengo que ir a la ciudad, a arreglar los problemas que tengo, no me voy a quedar de brazos cruzados esperando nada. Voy a esperar unos días más o tal vez unas semanas e iré a la ciudad. Esto no se va a quedar así, tengo que ser fuerte y recuperar lo que es mío.

Se que aún no puedo estar moviendome mucho ni tampoco hacer demasiado esfuerzo, se que todavía necesito tiempo para que mi cuerpo esté bien completamente.

Pero necesito salir, buscar lo necesario para seguir viviendo.

Despues de agarrar el dinero, recojo mi bolso, llevo ropita, sábanas y toallitas húmedas. Tomo a mis bebés, uno en cada brazo. Estoy lista para caminar hacia el pueblo, sé que queda lejos, pero no tengo opción.

Salgo de la entrada de la pequeña cabaña y empiezo a caminar.

La carretera está un poco húmeda, ha llovido mucho en estos últimos días, espero no resbalarme.

No sé si llorar, gritar, reírme o no hacer nada. Es tan... tan malditamente malo lo que me esta pasando ¿Que fue lo que hice? Porque siento que cometí un error tan grave, que ni en mil vidas podré pagar. No es justo lo que me esta pasando, tampoco es justo que mis hijos lo estén viviendo, ellos no tienen la culpa de mis errores; solo quiero que todo esto pase y que mis bebés puedan tener un lugar adecuado para vivir, para crecer, para educarse y para amarlos.

Menor que Yo (En Edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora