(17)

369 33 8
                                    

Jimin.

El pequeño pelinegro caminaba en dirección al patio acompañado de sus amigos para juntos tomar el almuerzo como ya era costumbre. Amaba el desayuno que le preparaba su padre haciéndole todo tipo de figuras con la comida haciéndolo más divertido y apetitoso.

Tener dos padres había sido algo difícil para el pequeño pelinegro que a diario recibía burlas acerca de ello, de lo enfermo y incorrecto que era, pero a él no le importaba todo lo que dijeran sobre sus padres, él sabía más que nadie que eran personas increíbles que lo amaban con todo su corazón, que se amaban mutuamente como personas normales, porque amar no era malo, claro que no.

Ellos cuidaban de él y de su hermana, y era increíble tener dos padres, dos personas que le daban el amor suficiente, que lo protegían, jugaban con él, le daban toda la atención necesaria, no podía pedir más, le encantaba eso. Amaba a sus dos padres.

‐Mira Minnie, ahí esta Taemin con sus odiosos amigos- hablo un pequeño castaño señalando con su barbilla al pequeño de cabellos azabache que miraba en su dirección.

Jimin solo se encogió de hombros quitando le importancia, realmente no quería hablar sobre el azabache, aún tenia presente las palabras de su padre Yoongi, él tenia que poner un alto, no iba a seguir permitiendo que Taemin siguiera hiriendo su persona, sus inocentes sentimientos.

Se dedico a sacar su almuerzo listo para compartir con sus dos increíbles amigos que siempre han estado para él desde que era un pequeño de cuatro años, sus compañeros desde el jardín de niños.

‐Eunwoo~ssi déjalo, mejor vamos a comer, papá preparo panqueques para los tres‐ dijo orgulloso con esa hermosa sonrisa donde sus ojos se formaban en medialunas haciéndolo ver hermoso y adorable hasta para los ojos de sus amigos.

-Eres adorable, Minnie~- Kai pincho su mejilla haciendo aegyo. Las mejillas de Jimin no tardaron en pintarse de rosa sintiéndose calientes.

Jimin amaba a sus dos amigos pues ambos eran adorables para él, iluminaban todo lo que tocaban y eso le gustaba porque sabía que podía confiar en ellos, podían jugar y compartir de su almuerzo cada mañana al salir al receso. Eran muy buenos amigos y siempre se apoyaban en todo, iban a la casa del otro y hacían pijamadas para ellos tres; se decían llamar los tres mosqueteros.

Jimin era un buen niño, era adorable, sonriente, compartido con todo, sociable, tímido, inteligente; era una pequeña bola de masa adorable que todos podían llegar amar, la mayoría lo hacia y eso hacia feliz a Jimin, porque ayudar a los demás le gustaba y hacerlos reír igual. Era una maravillosa persona.

-Mira mira, aquí están los tres tontos- la voz de Taemin se pudo escuchar llamando la atención de los tres pequeños que disfrutaban tranquilamente de su almuerzo.

Taemin era dos años mayor que ellos yendo así en otra clase y otro nivel, pero eso no le quitaba lo infantil que se portaba en ocasiones siendo que ya estaba grande, eso pensaba Jimin siempre que lo molestaba y luego iba tras de él para mimarlo. Jimin no lo comprendía, estaba confundido, y era todavía un niño como para entenderlo, para entender que le sucedía a Taemin y porque ese cambio de actitud con él.

-Deja de molestar- Eunwoo ataco mirándolo de forma mala no queriendo que se acercara a ellos, o más bien a Jimin que era el único afectado ahí, no quería que molestaran a su pequeño amigo que siempre se encargaba de protegerlos recibiendo todo el maltrato que le tocaba a los tres. -Deberías irte con tus amiguitos.

-Este niñato- negó con burla mientras se acercaba a él listo para molestar pero un pequeño cuerpo frente al suyo lo detuvo, bajo un poco la mirada para encontrarse con el angelical rostro de Jimin que ni siquiera lo miraba.

¿Volvemos?/ Yoonkook [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora