Epílogo.

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–¡Corrompió a mi bebé!, ¿Cómo quieres que esté tranquilo?– Yoongi jalo de su cabello mientras miraba indignado a su esposo.

Bueno... era una larga historia de como Mark había terminado con un ojo morado mientras estaba sentado en el sillón de dos plazas con Jimin su lado con la cabeza gacha y las mejillas sonrojadas por la vergüenza; y no, Yoongi no lo había golpeado y aunque tuviera las ganas de hacerlo por corromper a su pequeño bebé ya estaba satisfecho con que el mismo rubio terminará golpeándose con la esquina de la mesa de noche.

Todo empezó gracias a que Yoongi había vuelto temprano del trabajo pensando en tomar un descanso y tal vez preparar una rica cena para sus hijos que volverían del colegio, pero jamás espero encontrarse con una escena demasiado comprometedora apenas cruzara la puerta de su casa.

Jimin estaba encima de Mark haciendo cosas indebidas de las que Yoongi no quería ni siquiera recordar pues sabia que no dudaría un segundo en golpear a su ahora yerno. La impresión fue tanta que no supo como reaccionar al principio, era tanto por procesar. Jimin y Mark se habían llevado una gran sorpresa que no dudaron en el alejarse tratando de buscar su ropa con desesperación mientras Yoongi les gritaba que se cambiaran saliendo de su trance.

Nada había salido bien de eso pues Mark por los nervios y la desesperación se había resbalado con su propia ropa haciendo que cayera y su ojo impactara contra el mueble soltando un agudo grito de dolor, y como no si había impactado con la esquina de este haciendo que Jimin corriera auxiliandolo cuando estuvo completamente vestido.

Yoongi se había encargado de ayudar al rubio pero sin dejar de estar enojado con él y también con su hijo. La imaginen jamas se borraría de su mente y lo sabia muy bien, claramente tendría un trauma y no volvería a ver a su pequeño Jiminnie con los mismos ojos sabiendo que había sido tocado por todos lados por quien consideraba su propio hijo.

Jimin temía por su vida al ver lo sumergido que estaba su padre en sus pensamientos mientras mantenía una postura firme y rígida en un silencio incómodo y tortuoso mientras su mirada felina y frívola estaba puesta en ellos, sabia que nada bueno saldría de eso.

Jungkook no tardo en llegar encontrándose con la tensión del momento viendo a aquellos tres en un silencio admirable y tenebroso que podría confirmar; su pequeño se mantenía con la mirada gacha y las mejillas rojas al igual que el rubio, y Yoongi solo los miraba sin expresión alguna que daba miedo.

Ahí fue donde se desato el desastre hasta terminar en una discusión que hasta el momento se mantenía.

–Amor, Jimin ya no es un niño de cuatro años como para que estés detrás de él todo el tiempo; ya es mayor para saber lo que hace– trato de tranquilizar a su esposo pero Yoongi se negaba, Jimin seguía siendo su bebé.

–¡Me niego!, Jimin dejará de verlo.

–¡¿Qué?!, no es justo, papá...– Jimin miro desesperanzado a su padre quien alejo la mirada para no caer en la garras de su propio hijo. –¿Por qué no regañas a Eui-mi que se come la boca con ese imbécil y a mí sí?.

–¿Perdón?– Yoongi volteo a ver a su hijo quien bajo la mirada de inmediato, había delatado a su hermana pero era por una causa mayor, no podía permitir que lo alejaran de su novio.

–Yoongi, amor, nosotros fuimos de esa forma en nuestra juventud, déjalos ser, están felices juntos, no puedes separarlos– Jungkook se acercó a su esposo para abrazarlo pasando sus brazos por su cintura.

Yoongi suspiro cansado viendo a su hijo tomando con suavidad y a la misma vez fuerza la mano del rubio quien le regresaba el movimiento.

–¿Prometes cuidarlo?– Mark alzo la mirada viendo al pálido y no dudo en asentir repetidas veces.

¿Volvemos?/ Yoonkook [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora