Escenarios con los personajes de Haiyuu que probablemente han pasado por tu imaginación.
Los personajes pertenecen a Haruichi Furudate.
Excepto algunos extra que agregare a las historias.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A los dos meses de haber entrado a primer año. A la academia Itachiyama. La chica de cabellos chocolates aún no asistía a ningún club. Siempre parecían aburrirle. Pero bueno, cumplía con ciertas responsabilidades que se le habían atribuido por ir constantemente a los entrenamientos del club de vóley. Mismo donde asistía su agradable senpai. Komori-san.
Quien lo iba a negar, muchas veces también iba solo para satisfacerse al ver los poderosos remates del ace. Omi-kun, quien ciertas veces solía ser bastante agradable con la chica. Ciertas veces. Cuando a él era a el primero al que saludaba. Sin haberse contaminado ya de las bacterias provenientes de sus demás compañeros de equipo.
No era la mánager. Pero si algo a lo que se parecía. Cuando asistía a los entrenamientos por las tardes acompañada de su nintendo switch, que varias ocasiones dejaba de lado para disponerse a llenar las botellas, sacar toallas. Pero sobre todo y todos, tener siempre una lista, totalmente perfectamente limpia para Kiyoomi.
Como justo ahora, tal vez el azabache no se inmutaba si quiera que la chica siempre limpiaba los balones, y acomodaba exclusivamente los que él solía utilizar. O el propio que el chico llevaba. Que al final terminaba paseando por las palmas de los demás. Suzuki tomaba el balón cuando el chico se disponía a cambiarse, y se lo entregaba reluciente. Igual que las toallas limpias y so botella.
No hay peor ciego que el que no quiere darse cuenta. Sakusa muchas veces observó a la castaña, algo extrañado, siempre estaba todo listo para él. Pero le daba de los nervios y molestia, cuando después de acomodar todo volvía a su consola, sin prestar atención. ¿Para qué asistía entonces? Esa era la cuestión del ace.
—Toma Omi-kun, tu botella está lista.—le entrego dicho cilindro y se volvió a su consola, molestando al peli negro.
— Te he dicho que no me gusta, que me digas Omi-kun.— agregó molesto de su actitud, si no iba a entrar de una vez por todas como mánager. La consideraba innecesaria ahí.
— Ya. ¿Terminaste de ocupar tu toalla, deseas otra? —preguntó la más bajita extendiéndole otra.
— No gracias.—respondió tajante mirando hacia otro lado.
— Está bien, Komori-san ¿quieres más agua? — miró ahora al chico de lindas cejas.
—Estoy bien Suzu-chan, muchas gracias.
El equipo siguió con el entrenamiento, pero la molestia de Sakusa no desaparecía. Y comenzaba a pensar que la chica solo iba porque le gustaba su primo. Entonces no hacia nada útil de ayuda para el club. Fue a cambiarse, y al salir del gimnasio la encontró de nuevo con su nintendo.