Escenarios con los personajes de Haiyuu que probablemente han pasado por tu imaginación.
Los personajes pertenecen a Haruichi Furudate.
Excepto algunos extra que agregare a las historias.
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Eran las doce de la noche y (yn) se encontraba esperando un mensaje de él, Suna Rintarou por primera vez en su vida parecía ignorar el celular, para no mandarle ningún mensaje de felicitaciones, era su cumpleaños, y desde la escuela, el bloqueador de Inarizaki parecía ignorarlo, igual el chico no le iba a andar rogando para que le prestara atención.
Pero no felicitarlo? Eso era algo extremo para él. Recordó cuando fue el cumpleaños del chico, y fue el primero en felicitarlo, pero Rintarou desde la escuela no mostraba señales de vida. Al menos no con él porque al estar con Osamu, estaba encantado de la vida riéndose de su hermano.
No era un celoso, pero Osamu llevaba conociendo más tiempo a a el número diez del equipo, incluso parecía reírse más con él, que con su novio. Le afligía, gran parte de las personas al sentir celos, suelen enojarse, pero con (yn) era diferente, se le solía estrujar un poco el pecho al verlo reír con alguien más, porque las veces que el castaño se había reído escandalosamente con él, eran contadas.
Y ahora, tal vez, Suna quería dejarlo pero, ¿en su cumpleaños, en serio?
A los cuarenta minutos de ver al castaño en línea, y al no ver un escribiendo desde su chat, decidió apagar su celular, y despertar lo más tarde que pudiese al otro día, no tenía clases, y no creía que su familia le fuera a hacer algo. Igual era su cumpleaños, comer pastel y tal vez algo de pizza, pero quería suponer que está vez sería diferente ya que Suna ahora estaba con él.
Los fuertes rayos del sol daban al máximo en su rostro, a parte de ver a cierto chico molesto frente él, Tsumu estaba a su lado sonriendo con un pequeño brownie y una velita.
— ¡feliz cumpleaños (yn)-kun! — gritó haciendo que el peli negro se cayera de la cama.
— ¿qué haces aquí Tsumu? — preguntó mientras se levantaba y volvía a sentarse sobre el colchón.
— ¿no me vas a decir nada por el brownie? me costó mucho trabajo, mal agradecido.— fingió molestia al apartar su vista.
—Gracias, es que, pensé que no te acordarías.— hizo una pausa para suspirar y murmurar.— Suna no se acordó.— dijo triste con un semblante de completa decepción.
Al rubio le comenzaron a temblar las manos y la frente a sudar, sin embargo trataba de no decir nada al observar aquella mirada decaída de su amigo, y es que el gemelo rubio aseguró a Rin y Samu de ser el más imbécil para el trabajo sucio.
— ¡no te preocupes! ¿a quién le importa Suna? solo es...— cortó un momento para encontrar el insulto perfecto para el castaño.— un chico muy guapo la verdad.