32. La desastrosa cena

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No sabía que hacer, si aceptar la invitación o quedarme en casa viéndome una serie. Finalmente decidí ir, ya que también iba a estar Trish y así me quedaba más tranquila.

—Si, la aceptó.—le dije después de unos segundos.

—La cena es el viernes, así al acabar de cenar podemos salir a tomar algo o vernos una película en el sofá.—me informó.

—Yo prefiero volver a casa. Así también te dejo a solas con ella.—le dije con una sonrisa forzada.

—No, podemos verla los cuatro juntos.—siguió insistiendo.

—Bueno, ya veremos.

Finalmente, Nathan se fue y yo decidí tumbarme un poco en la cama para descansar, pero justo cuando me tumbe en la cama, tocaron la puerta de mi habitación. Enseguida acepté el paso y entro mi abuela.

—Hannah, ya tome una decisión.—me dijo mientras se sentaba en la cama.

—¿Y cuál es?

—Voy contigo a celebrar tu cumpleaños.—me dijo y yo enseguida me tiré encima de ella para abrazarla.

—¡Siiii!—grité cómo una niña pequeña.

—Cuándo pidas los billetes, me avisas. Porque los voy a pagar yo.

—No, abuela. Te invito yo.

—Hannah, no.

—Abuela....plisssss.—le dije con ojitos de cachorro.

—Vale, pero la vuelta la pago yo.—y asentí, ya que era la única forma para convencerla.


(...)

Era viernes y me tocaba levantar para ir al instituto, así que me fui al armario a coger la ropa y luego irme a la ducha. Cuándo entre en la ducha, me empezó a sonar el móvil. Fui a cogerlo y cuándo veo, estaba llamandome Diego.

—Hola.—le dije un poco sorprendida.

—Hola, parece que ya te has olvidado de mí.

—No...solo que estoy ocupada, entre el insitituto y que a veces vienen mis primos.

—Pero aún así me puedes llamar, que hace tiempo que no hablamos.—me dijo, y yo ya me lo imaginaba cómo estaba haciendo morritos.

—Lo siento, a partir de ahora te llamaré más a menudo.—le prometí— ¿Y qué tal por ahí?—le pregunté mientras empecé a vestirme, ya que no me iba a dar tiempo a ducharme.

—Bien...tengo una noticia que darte.

—Pues haber, dimela.

—Mejor te lo dijo cuándo vengas acá.

—¡Diego! ¡Ni se te ocurra dejarme con la intriga!—le grité mientras estaba intrigada por esa noticia.

—Vale, vale....tranquila.

—Haber, me la quieres decir de una vez.—le dije presionandolo más.

—Fanny...y yo...estamos saliendo.—y enseguida me quedé soprendida.

—¿Fanny?

—Si.

—¡Qué guay! Al final fuiste capaz de conquistarla.—le dije cuándo salí de mi sorprendimiento.

—Hombre, con mis encantos ninguna mujer se resiste.—dijo con aires de chulo.

—Pues lo siento decirte que conmigo no funciono.—le dije de broma mientras empezaba a reírme.

Nada es imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora