Epílogo

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Pasó un mes desde que fuimos a Los Ángeles por la boda de Nathan y Mariah. Desde ese día no volvimos hablar de mi supuesto embarazo, es decir, yo le dije a Nathan que esperábamos hasta volver a nuestra ciudad, pero al llegar tuvimos que ir a urgencias con mi abuela. Ella se cayó de las escaleras del asiló y tuvo una gran fractura en el cráneo, desde esa mi abuela empeoró.

Justo estábamos en el apartamento, ya que ahora Nathan y yo decidimos irnos a vivir juntos, y estaba de los nervios, ya que llevaba dos meses de retraso y aún no sabía si era por un embarazo o no.

—Nathan...—lo llamé al llegar a la cocina, en donde estaba preparándole el desayuno a Valeria antes de despertarla.

—Dime...—me dijo, dejando lo que estaba haciendo y acercándose a mí.

—Como sabes, hace un mes pensamos en hacer la prueba del embarazo. Pero después de lo que le paso a mi abuela, pasamos del tema.

—¿Quieres ir hacerla?

—Es que es tuve pensando en no ir y esperar a los próximos meses para ver como evoluciona la tripa...—le dije, mientras que él me abrazaba por la cintura y alzaba una ceja sin entender nada.

—¿Estás segura? ¿No prefieres sacarte las dudas de ello?

—Esperamos un meses más y después hacemos una ecografía...en plan, si te parece bien a ti también.

—Yo quiero lo que tu quieres...no me molesta tener que esperar unos meses más.—y me besó.

—¿Estás seguro?—y él me asintió.

Luego de que Nathan acabará de hacer el desayuno de Valeria se fue a despertarla y cuando volvió con ella en brazos, empezamos a desayunar los tres o los cuatro, depende de si estoy embarazada o no.

Cuando acabamos de desayunar, me tuve que ir corriendo al baño que me empezó a entrar una arcada. Al llegar me apoyé en el retrete y saqué todo el desayuno que ingerí a penas unos minutos.

—¡¿Estás bien?!—preguntó Nathan, entrando en el baño con cara de pánico y asustado al verme en ese estado.

—Me vino una arcada...creo que esto es un síntoma.

—¿Estás segura de querer esperar a que pase un mes?—y yo asentí, levantándome del retrete e irme a limpiarme la boca.

—Si en un caso estoy embarazada, estaría de tres meses ahora mismo y si esperamos un mes, podemos ver si la barriga se nota. Porque supuestamente en el cuarto mes empiezas a notarlo.—le dije al salir del baño.

—Y si es el caso de que estás embarazada, ¿qué vas a querer hacer?—y no sentamos en el sofá, mientras que Valeria veía sus dibujos.

Al escucharle preguntar eso, me tensé porque yo tenía otros planes y no tenía pensado en quedarme embarazada a tan corta edad y más cuando iba a empezar a estudiar una carrera.

—En mis planes nunca entró tener un hijo a tan corta edad y mucho menos dos. De momento con Valeria me parecía suficiente, pero que ahora venga el segundo se me complica. Tenía pensado empezar a estudiar, pero lo veo imposible si estoy embarazada.—le empecé a explicar mientras que él me veía de una forma cariñosa y entendiendo lo que le decía.

—Te entiendo...en mis planes tampoco estaba todo esto, pero nunca sale las cosas como uno lo planea...no sé si tu vas a querer tenerlo si en un caso si lo estás, pero aceptaré la decisión que tu sientas que es la correcta.

—¿Tu quieres tenerlo?—antes de contestarme lo pensó.

—Pues la verdad es que no me importaría tenerlo. Imaginarme otra mini o otro mini Valeria, me gusta la idea.—me dijo con una sonrisa que enseguida desapareció—. Pero con esto no te quiero convencer en tenerlo, porque la que va a tener nueve meses en su barriga eres tu y la que también me va a ayudar a cuidarlo, eres tú.

Nada es imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora