Al llegar a la casa de Nathan, enseguida mis padres salieron de la cocina de Rosa y vinieron a saludarnos.
-Hola chicos.-dijo mi padre y se acercó a dejarme un beso en la frente, por lo que yo solo me limité a sonreír y hice lo mismo con mi madre-. ¿No tienes frío en la barriga?-y enseguida puse los ojos en blanco y mi madre antes de irse a la cocina le dio un codazo, pero él se echo a reír. Cuándo mi padre se fijo en el rostro de Nathan, enseguida preguntó-. ¿Qué te pasó, hijo?-dijo mi padre preocupado y viendo los maratones y el labio partido de Nathan. Mi padre siempre tenía la manía de llamarle "hijo" a Nathan.
-Nada...es que me e caído y me di con la cara en el suelo.-dijo Nathan y solo me dio ganas de reírme en su cara por su pésima escusa, pero me contraí.
-Eso no parece de una caída. A mí no me engañes. ¿Le as puesto algo?-siguió mi padre.
-Si...Hannah me puso hielo.-y enseguida mi padre me vio con el ceño fruncido pero acabo sonriéndome.
-Muy bien, hija. Ahora nos vamos a comer.-dijo mi padre y dio la vuelta para irse al comedor.
-Eres muy penoso para las escusas.-le dije antes de irme al comedor.
Al llegar me senté al lado de mi madre y de frente tenía a Nathan, que también se estaba sentando que tenía a mi padre a su lado y en la cabecera de la mesa estaba Rosa. Yo y mi padre, ese día nos saltamos la dieta y comimos las pizzas que hicieron Rosa y mi madre. Mis padres y Rosa, eran los tipos de padres que comen cualquier comida basura, aunque mi padre ahora con la dieta come menos, pero solemos saltarnosla a veces. Cuándo acabamos de cenar, nos tomamos el postre que ya fue algo saludable. Rosa trajo una sandía y un melón.
-Si queréis podéis ir al salón a ver una peli.-nos dijo Rosa, a mi y a Nathan cuándo acabamos de tomarnos el postre.
-Si, hija...vete con Nathan al salón y veros algo.-dijo mi madre y la fulminé con la mirada. Enseguida Nathan se levantó de la mesa y se fue al salón. Cuándo iba a salir del comedor, Rosa me dijo que cerrará la puerta del comedor y del salón por si queríamos subir el volumen de la televisión y así no nos molestaba las voces de ellos.
Al llegar al salón me senté en una punta del sofá y Nathan en el medio con el mando en la mano pasando los canales, asta que se giró a verme.
-¿Qué quieres ver?-me preguntó mientras me veía y se echaba la cabeza hacia atrás del sofá.
-No sé...pon cualquier cosa.-le dije sin más y giré mi vista hacia la televisión.
-¿Estás segura de eso?-me dijo Nathan con una sonrisa maliciosa, pero yo asentí.
Finalmente casi que mato a Nathan cuándo lo vi poner la película de "La monja" pero no le di el gustillo de que supiera que me diera miedo. Los primeros treinta minutos aguante, pero luego enseguida me acerqué a su lado aunque no lo tocaba.
-¿Tienes miedo?-me preguntó Nathan viéndome.
-No...-le dije aunque no lo decía muy segura.
En un momento se abrió la puerta del salón y mande un grito, pero cuándo me fije en la puerta eran mis padres y Rosa. Nathan enseguida paro la película.
-Nosotros nos vamos.-dijo mi padre adentrándose al salón.
-¿Vas acabar la película o vienes con nosotros?-dijo mi madre con una sonrisa que la conocía bastante bien.
-Déjala quedar a verse la película...si en un caso es muy tarde, se puede quedar a dormir aquí que tenemos la habitación de invitados libre.-dijo Rosa sin dejarme contestar a mi madre.
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Nada es imposible
Romance¿Qué pasá después de haber estado todo el verano haciendo ejercicio, comiendo sano y disfrutando del verano? Bueno, pues yo sé la respuesta. Soy Hannah, una chica que nunca fui popular en el instituto y que no llamaba la atención a los chicos, pero...