-Ponme un café.
Y si, esa era la voz de Nathan. Cuando la escuché me tensé, ya que era la última persona que quería ver en mi vida. Después de haberme tratado mal en el restaurante, yo ya estaba cansada y no me lo quería ni encontrarlo en pintura.
Decidí acabarme el granizado lo antes posible y poder salir de la cafetería disimuladamente sin que él me viera. Justo cuando quería salir con cuidado, no sé como hice que se acabo cayendo el vaso donde hacía unos minutos estaba con granizado.
-¡Mierda!-dije yo de mal humor.
-Tranquila, cielo. Lo recojo yo, y por el granizado no te preocupes, te invita la casa.-me dijo la dueña, que es un amor de persona.
-No, no. De eso nada, yo lo pagó.-le dije y me fui al mostrador, dónde su hijo me estaba esperando.
-¿Cuánto es?-le pregunte.
-Nada, guapa. Invita la casa, ¿quieres que te lleve a casa?-me dijo y sentí un bufido a mi lado, que por supuestamente, era Nathan.
-Hay chicas mejores que ella.-dijo Nathan al camarero, y enseguida me hizo enfadar.
-¿Acaso tu te crees que eres un bombón? Porque si es así, estas muy equivocado.-pero con eso no me había quedado muy a gusto, así que le di un toque final que sabía perfectamente que le iba a fastidiar muchísimo, y más por dejarle en ridículo delante del chico. Aunque en realidad no era para nada verdad lo que le estaba diciendo, solo se lo decía por defensa personal.-...y a parte, hay chicos que lo hacen mejor que tú.-y enseguida se había levantado de su silla para ponerse delante mía invadiendo mi espacio personal.
-¿Así que estás por vengarte? Pero sabes que, bien que gritabas mi nombre cada vez que lo hacíamos. Y me dabas tanta lastima que hasta cuando te apetecía hacerlo, te decía que sí, pero en realidad no quería por lo mal que hacías.-y algo dentro de mí hizo caso lo que me digo, pero el otro lado de mí, me decía que ignoraba esas palabras tan dolorosas, porque solo era para lastimarme y alejarme de él. Aunque en eses momentos mi esperanza que aún me amaba se estaba yendo.
-¿Sabes que? Hay una cosa que se llama fingir y eso era lo que hacia contigo.-le dije aunque no era verdad-...pero paso de perder el tiempo con un idiota.-le dije, y antes de irme le hable al hijo de la dueña-. Gracias por ofrecerte, pero prefiero ir andando.-y me fui sin mirar atrás.
Salí de mi cafetería favorita de muy mal humor. Enseguida noté como una lágrima se deslizaba por mi mejilla y con mi mano la saqué. Empece a correr sin rumbo, asta que llegué a un sitio que no tenía ni idea de donde estaba.
-¡Mierda!-dije al no saber dónde estaba.
-¿Acaso estás perdida?-me dijo y enseguida esa voz me parecia conocida. Me di la vuelta y me encontre con el chico de la fiesta.
-¿Tom?
-El mismo.-me dijo mientras se reía y yo fui a darle un abrazo.
-Pensaba que no te iba a ver más.-le dije y él me dio una sonrisa, mientras yo me separaba de su abrazo.
-Yo pensaba igual, y más al saber que tienes un novio muy protector.-me dijo y yo enseguida me puse seria al recordar lo que paso en la fiesta.
-Mmm...no es mi novio. Emplan, tuvimos algo pero él siempre lo tiene que joder.-le dije viendolo seriamente.
-Por una parte mejor, porque tener un novio tan agobiante como él, es mejor no tenerlo.-cuando me dijo eso, algo dentro de mi se enfado y enseguida empecé a defender a Nathan.
-Es mejor a que se preocupen por ti, a que pase de ti como una mierda y aunque lo vieras en la fiesta así, no es tan asi en realidad.
-Lo siento, no te queria ofender.
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Nada es imposible
Romance¿Qué pasá después de haber estado todo el verano haciendo ejercicio, comiendo sano y disfrutando del verano? Bueno, pues yo sé la respuesta. Soy Hannah, una chica que nunca fui popular en el instituto y que no llamaba la atención a los chicos, pero...