20. ¡Mi Hannah!

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Llegábamos a Los Ángeles y tanto mi papá, como yo, estábamos cansadísimos. Menos mal que el Tio Ben ya estaba ahí para cogernos y llevarnos a la casa de mi abuela, que era donde íbamos a hospedarnos los primeros días, ya que mi padre tenía pensado alquilar un piso para ese tiempo ahí.

-¡Hijo!-grito mi abuela de alegría al ver a mi padre.

-Hola, mamá.-le contestó mi padre y la abrazó.

-¡Mi Hannah! ¿Qué haces aquí, cielo?-me dijo mi abuela al darse de cuenta que también estaba ahí. Ella enseguida se deshizo de los brazos de mi padre para venir corriendo a junta mía.

-Hola, abuela.-le contesté y también le abracé.

-Yo sabía que venía tu padre, pero tu no. ¡Vaya sorpresa que me disteis!-dijo mi abuela muy contenta.

-Es que fue una decisión de ultima hora.-le dijo mi padre mientras cogía las maletas y las metía para dentro de casa.

(...)

La primera hora en Los Ángeles, nos la pasamos colocando la ropa en el armario y poniendo la habitación a nuestro gusto, aunque bueno, no hacía falta, ya que mi abuela tenía mi habitación como la deje en el verano y la habitación de mis padres igual. Después de acabar de colocar todo, mi padre nos propuso a mi y a mi abuela de irnos a pasear por "El Downtown de Los Ángeles".

-¿Y por qué quisiste venir aquí, Hannah?-me preguntó mi abuela, mientras veía la carretera desde la ventana frontal del coche.

-Bueno...necesitaba cambiar de aires y olvidar a ciertas personas.-le dije lo más sincera posible, mientras veía por la ventana Los Ángeles, mi ciudad favorita después de la mía.

-Mal de amores.-dijo mi abuela con una sonrisa mientras me veía, yo decidí no darle mucha atención a ese comentario.

Tardamos muy poco en llegar a Downtown. A mi padre y a mi, siempre que venimos a Los Ángeles, primero nos venimos aquí, ya que nos encanta pasear por el medio de los grandes rascacielos.

-Señoritas, ya llegamos al destino deseado.-dijo mi padre al aparcar el coche.

-¡Oh! Mi hijo acaba de llamarme señorita, que joven me estoy sintiendo.-dijo mi abuela emocionada mientras que yo y mi padre al escucharla nos rompemos a reír.

Estuvimos una hora y media paseando por las calles de Downtown, asta que llegamos a la catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, que mi abuela enseguida nos avisó que quería entrar, así que, mi padre y yo decidimos entrar con ella. Mi abuela era religiosa y siempre que veía una catedral o una iglesia, enseguida entraba para dejar una limosna, y cuando vamos con ella, mi padre también aprovecha en echar una limosna.

-¿Vamos a desayunar?-nos preguntó mi padre al acabar de visitar la catedral.

-Si, que esta panza necesita comida.-dijo mi abuela, empezando a caminar y yo siguiéndola como un pollito a su gallina.

Al acabar de desayunar decidimos seguir paseando por la ciudad, asta llegar al U.S Bank Tower. Enseguida me acordé de la portada de la película "Independence Day".

-Tu, pudiendo vivir aquí y disfrutar de estas maravillosas vistas. Pero no, tu prefieres esa ciudad que no tiene nada para impresionar a alguien que valla a visitarla.-me dijo mi abuela mientras veía a la U.S Bank Tower.

-¡Abuela! Que esa ciudad también tiene hermosos sitios para visitar. Lo que pasa, es que nunca te llevamos a ellos.-me puse a defender a mi ciudad querida.

-Vaya dos...-dijo mi padre poniendo los ojos en blanco-...pero tengo que confesar que Los Ángeles tienen mejores vistas que nuestra querida ciudad, en dónde vivimos.-dijo mi padre y mi abuela empieza a reírse.

Nada es imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora