28. enfermizo

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Al día siguiente, al mirarme al espejo, hago conciencia del daño, la piel de mi cuello estaba enrojecida, tenia dos enormes moretones alrededor de la mandíbula, además tambien tenía hematomas en las muñecas por la fuerza con la que me había sometido, ocultarlas no sería tan difícil, pero tenía que encontrar la manera de ocultar las marcas del cuello.


— ¿Qué demonios te ha pasado? — Olivia me mira boquiabierta cuando  entra al baño.

— Es...es una larga historia, pero necesito que me ayudes.

— ¿Ayudarte? — se ha acercado para mirarme de cerca, parece realmente preocupada— ¿Quién te ha hecho esto?

— Eso no importa, necesito que me ayudes a cubrirlo, no quiero problemas.

— Nora, sabes perfectamente que haría cualquier cosa por ayudarte, pero no puedo hacerlo si no me explicas qué fue lo que paso y quien te hizo esto. — dice tomándome de las manos y mirándome a los ojos.

— No es importante, en serio.

— Nora... — me dedica una de esas miradas, del tipo que sé que no puedo mentirle.

— Fue... — me cuesta decirlo, porque sería hacerlo real, y por algún motivo tambien mucho peor — Andrew.

Olivia abre los ojos estupefacta, maldice entre dientes, da un par de vueltas rapidamente por la habitacion intentando asimilarlo, luego respira, se voltea y finalmente me mira.

— Sé lo qué piensas.—  le digo. — Pero esta bien, en serio, no tienes porque preocuparte.

— Nora, — empieza tranquilamente — ¿Recuerdas cuando golpeó a Gustave hasta casi matarlo? o ¿Cuándo golpeo sin razón alguna a un tipo en un bar, y te advertimos que Andrew no era una persona capaz de controlar su ira? ¿Lo recuerdas? — asiento— Okay, ¿y recuerdas que mencionaste que el nunca te haría daño?

— Olivia, no, él no...

— Claro que si, tus marcas en el cuello son la prueban de ello. 

— No.— insisto —  Es que solo hemos peleado un poco, Olivia, de verdad que no es nada.

— Nora —suspira. — Tienes que comprender que no hay ninguna razón para que alguien te haga daño. Ninguna.

— Es que yo he sacado el tema de su padre, no debí hacer eso, esta pasando por muchas cosas ahora.

— ¡El solo se ha estado cogiendo a todas las chicas del campus! ¡Despierta, date cuenta!

— Yo lo amo, y el a mi. — declaro, intentando convencerme, intentando no hacer caso a la obvia verdad.

Una parte de mi no quiere admitir que probablemente Olivia tenga razón; porque la noche anterior, cuando regresé a la habitación, debajo de las sabanas, empece a llorar como nunca antes, me sentía culpable por muchas cosas, lo que había hecho el otro día en la capilla menor, Edward, Gustave, mis padres, me sentía sucia, solo quería aferrarme a lo bueno.

Olivia se acerca a mi y delicadamente rodea mi cara con sus manos, acaricia suavemente mi mejilla y acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja, para poder ver mi cara.

— Alguien que te hace esto no te ama.

— Yo...

— No. Nora, no tienes la culpa de sus problemas de ira, tampoco puedes solucionárselos, pero debes de quitarte de en medio porque entonces no será la ultima vez que ocurra.

Inocencia perdida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora