8. Penitencia

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Cuando la luz traspasa la ventana, y mis ojos se incorporan a ella, los recuerdos de la noche anterior me llegan como un balde de agua fría, y siento malestar de nuevo, y mucho más al recordar el final de la noche.

Nos hemos dirigido a la iglesia principal, en la entrada estaba la madre Judy, y el recuerdo de la noche anterior me ha atacado de nuevo, en un momento me ha mirado, siento la sangre helarme, pero solo ha hecho un gesto con la cabeza para saludarme, es verdad, se supone que "esta en esto conmigo" es mi "aliada" me lo dijo hace unas semanas atrás, y al pensarlo solo hace todo mil veces peor, era ya bastante incomodo antes de que descubriéramos lo de anoche, pero ahora se me hace insoportable verla, no puedo verla de la misma manera, ¿como es que profana tan descaradamente todos los valores que predican aquí? Como puede estar tan tranquila ante sus pecados, y peor aun, como puede reprendernos por ellos, que clase de doble moral es esa. Siempre me han dicho que, ante todo, debo respetar a mis mayores, pero como podría hacer algo así, después de.... Agh, sacudo la cabeza para ahuyentar mis pensamientos, y uso todas mis ganas y  le devuelvo el saludo.

—     ¿Esta todo bien? — me pregunta Olivia, que me mira extrañada.

—     Si..si. — respondo.

Tal vez deba contárselo, pero no sera ahora. Tomamos asiento una junto a la otra en las bancas y dejamos que transcurra la misa, pero no escucho ni una sola palabra, sigo repitiendo en bucle todo lo ocurrido ayer, y no puedo evitar mirar de reojo a la madre Judy que a diferencia de mi, esta muy concentrada en la oración... ¿cómo puede?

Finalmente acaba, y ahora podemos pasar al desayuno. Me he quedado un poco atrás y he perdido a Olivia, estoy a punto de salir cuando alguien me toma del brazo con fuerza, me sorprendo al ver a Andrew, no parece estar en el mejor estado, parece preocupado.

—     Andrew ¿Qué sucede?

—     No debes decir absolutamente nada de lo que hemos visto ayer. — ha dicho en un susurro pero con firmeza. Sigue sujetándome con fuerza del brazo.

—     Oh, pero no nos han visto...

—     Te equivocas... si que lo han hecho...

—     Pero... — empiezo a protestar.

—     Shhhh — me ha silenciado — Tal vez no hemos sido tan silenciosos como habríamos pretendido, y tampoco nos hubieran enfrentado de frente, porque lo de ellos es mucho peor a que nos encontraran fuera de noche a ambos.

—     Pero... ¿Cómo sabes qué..?

—     El maestro de danza, el delgaducho ese, me ha confrontado hoy en la mañana.

—     Pero sabemos algo que ellos no quieren que se sepa, no pueden...

—     No — Ha levantado la voz, y luego la mirada solo para asegurarse que no hay nadie cerca escuchando — No lo entiendes, esto es demasiado grave, no sabes de lo que son capaces, así que limítate a cerrar la maldita boca ¿lo entiendes?

Finalmente me ha soltado, y siento circular la sangre otra vez,  se ha apresurado a salir, miro a mi alrededor, eramos casi los últimos en salir, y con el corazón en el puño, también me apresuro a salir.

Después del desayuno no he vuelto a ver ni a Olivia ni a Andrew, no he podido dejar de tener tics nerviosos en las manos toda la mañana, y todavía la situación puede empeorar aún más: La siguiente clase es danza.

Cuando he entrado al salon, instantáneamente he tenido un mal presentimiento, algo no esta bien. Y no se si es exactamente por el barbullo de susurros de todos, la intensa mirada de la madre Judy sobre mi, o la mirada igual de tensa de Andrew. Finalmente la madre Judy a silenciado a todos y ha dado comienzo  la clase, la tension se respira en todo el ambiente, no creo que haya corrido el rumor de la madre Judy... nadie estaría tan tranquilo, pero entonces porqué siento un mal estar general. 

—     A dos días del gran evento, y tan holgazanes ¡a sus parejas! De inmediato!  —

Ha gritado el maestro, que a mi sorpresa parece el mas tranquilo de todos.

—     Algo no esta bien — le susurro a Andrew en cuanto tomamos nuestra postura juntos.

—     Yo...siento mucho lo de hoy por la mañana — ha pasado de mi comentario, pero su tono denota sinceridad. — Estaba muy tenso por la mañana...lo siento.

—     Esta bien, lo entiendo — he dicho comprensiva — Pero... ¿Por qué todos parecen tensos tambien? ¿Acaso es que...ya todos saben que...?

—     No, si así fuera todo el complejo estaría en llamas, lo que creo que pasa es que... — estamos tomados de la mano, uno contra el otro, ejecutando los pasos con la mayor elegancia posible, se ha acercado un poco mas a mi oído — Creo que han penitenciado a dos alumnos.

—     ¿Qué? ¿Qué es eso?

—     Es como se le dice, cuando alguien recibe un castigo...

En realidad, nunca habia escuchado ese termino, ni siquiera cuando nos catigaron a nosotras.

—     ¿Pero que...? — empiezo

—     No es cualquier castigo — me corta antes de que pueda acabar — Si, eres penitenciado seguro es de algo mucho mas grave, normalmente solo ponen servicio, confesion, horas de oracion, pero la penitencia normalmente es castigo fisico.

Un escalofrío me recorre, no es una sorpresa del todo, nunca he oído de casos así, entonces supongo que no ocurre muy seguido, y entiendo porque, creo que todos le temen mucho a ese destino, entonces casi nadie se atreve a cruzar los limites, me pregunto qué le harían a la madre Judy y al maestro de danza si se enteraran de lo suyo... son autoridades pero no por eso son perfectos ni indemnes desde luego.

—     ¿Y sabes quienes son? — le pregunto.

—     Solo sé que, es una chica y un chico, por eso es que esta resonando la noticia en ambos lados, no es tan aislado encontrar a un chico y una chica juntos, no se que debió haber sido tan grave para llegar a ese extremo.

Asiento, es verdad que a estas alturas sea imposible que una chica y un chico estén junto o viéndose a escondidas, tal vez, puede que estén levemente acostumbrados a ello, pienso en nuestro encuentro furtivo de ayer.  La clase entre tantos ánimos caídos acaba, los murmura se hacen más intensos. Emily, inquieta, se acerca a nosotros, busca a alguien con la mirada.

— ¿Has visto a Tony? — le pregunta a Andrew.
— No desde el desayuno. — De pronto parece caer en cuenta de algo porque palidece — ¿Olivia..?
Ella sacude la cabeza como negativa, y ambos cruzan una mirada en la que denoto algo nuevo: miedo.

Siento mi alma caer a mis pies, cuando volteo  todos lados, y no la encuentro por ningún lado, en realidad, tampoco recuerdo haberla visto durante ninguna clase, no la he visto desde el desayuno, ni en la comida tampoco. Volteo a ver a ambos y se que piensan lo mismo.

Apresuramos el paso hasta mi habitación, la habitación esta destrozada, han quitado las sabanas y los colchones de las camas, la caja de libros secreta vacía de Olivia, confirma mis peores temores. El mismísimo decano esta fuera, con uno de los libros de Olivia entre sus manos, esta examinandos, el corazón me da un vuelco, siento un nudo en la garganta.

—     ¿Dónde esta Olivia — pregunta Emily  lo que yo fui incapaz, aun así la voz le tiembla.

—     Ha sido llevada a la sala de penitencia.

Inocencia perdida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora