33. Traición

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Estaba hecho. 

¿Podia echarme para atrás? 

En este punto de mi vida ¿Realmente tengo opción? 

¿Este era mi verdadero destino? 

Al llegar aquí, pensé que ya tenía una historia escrita, que yo solo era un personaje inanimado que debía interpretar un papel de un  guión ya escrito, y a menudo me pregunto si aquello no era más que una ilusión. 


El año ya se estaba dando por finalizado, ya no tenia que hacer más servicio, ahora solo tenía que empacar mis cosas, así que me rehusaba a salir de la habitación. No quería ver a nadie mas que Olivia. Llevábamos días platicando, la idea de huir no era momentánea ni pasajera, Olivia estaba más dispuesta que nunca a sacarnos de aquí. 

Pasaba el día entero encerrada en la habitación, Olivia todavía tenía tareas que realizar, así que tenía mucho tiempo a solas conmigo y mis tormentosos pensamientos; le daba vueltas a todo, a veces me acobardaba, otras solo quería desaparecer, pero no importaba el rumbo, al final regresaba aquí, a mi presente, y la única conclusión contundente a la que llegaba era que si, mi lugar no estaba aquí y no, no podía quedarme mas aquí.  

Pero había un asunto que todavía no me dejaba en paz: Gustave. No era el responsable de nada, no tenía la culpa de esto, aquí, él era tan víctima como yo, y no merecía esto.

Así que con tinta y papel en mano, escribí mis redenciones.

Querido Gustave

No sabría por donde empezar a escribir mi sentir. No puedo justificar mis acciones, pero puedo ofrecer una explicación, que aun así no espero que entiendas por que  eso sería pedir demasiado a cualquier persona. Cuando llegue a St. Judes solo esperaba poder conocer a mi futuro esposo, aquel que haría felices a mis padres, porque ellos nunca lo fueron conmigo y con una única motivación que no era mía, transcurrió el año, estaba todo tan metódicamente planeado que era imposible que saliera bien. Inesperado. Así fue todo mi año, tan inesperado nuestro compromiso, como el afecto repentino que sentí por ti, tan fugaz y fuera de tiempo para poder desarrollarlo. Aún así, daría todo para que lo nuestro hubiera funcionado, pero eso sería pedirle al universo que cambie sus alineaciones de nuevo. Juro que en otro universo al que si le agradamos, otra vida que no merecemos, esto pudo funcionar.

Y puede que aún me preguntes porque en este no, y la verdad, las razones escapan a la lógica común, pero sí la hay, y es de causa mayor, y te debo tanto a ti y a tu familia que ocultarlo representaría una mayor falta de respeto. Estoy embarazada. Tal vez ahora entiendas todo, o la mitad, yo sinceramente sigo sin hacerlo, pero mereces saber la verdad. Te deseo lo mejor Gustave, siempre.

 Amelié

[...]

narrador omnisciente


Gustave arrugo la hoja perfumada que tenía en la mano, pero sin intención de romperla, algo importante contenía en ella. Era un sentimiento tan nuevo y desagradable para una persona como él, nacido y crecido entre las mejores atenciones, nunca se le había negado nada, y tenia la convicción implantada por su padre, que el mundo obedece a su ordenes y deseos. Desde un principio el había visto a Nora así, él tambien deseaba conseguir esposa, aquella noche en la que su padre se la había conseguido con increíble facilidad, solo reforzaba aquel pensamiento que para conseguir algo solo debía pedirlo y estirar la mano.

Inocencia perdida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora