3. El Pabellón

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— Nora, quiero que me acompañes a un lugar esta noche.

— No, Oliva, la última vez con los libros casi...

La noche anterior había acompañado a Olivia a recoger supuestamente un par de uniformes para llevarlos a la lavandería, y terminamos escabulléndonos en los dormitorios de chicos con una caja de "libros ilegales" puesto que en teoría no podemos tener ninguno de ellos. Y casi nos descubren merodeando los pasillos de noche.

— Pero no pasó. A parte no es nada de lo que crees, solo me dejaron unas tareas en la capilla de noche, y si me ayudas será más rápido ¿no crees?

— Esto... supongo que si.

Eran las 11 de la noche, ya no hay nadie rondando los pasillos y la mayorías de las luces estaban apagadas, algo me decía que probablemente Olivia había mentido respecto a su tarea, pero aun seguía arrastrándome detrás de ella.

Ahora estábamos dentro de la capilla. Donde regularmente hacíamos horas de oración.

— Okay, escúchame, detrás del altar hay una caja de madera, debemos llevarla a otro lugar, pero es algo importante por eso no podemos hacerlo a plena luz del día — susurra Olivia — solo ve, tómala y te espero aquí, yo me encargo de esto.

— Olivia no creo que...

— Shhhh, solo hazlo, nos ahorramos tiempo sin tus protestas.

Seguido se dirige al armario de servicio, yo avanzo hasta el altar, detrás de el, en una puerta corrediza está la caja de madera, la tomo, pesa bastante, me dirijo hasta donde estaba Olivia, cuando de pronto se escuchan pasos en el pasillo contiguo.

— ¿Olivia, eres tú?

— ¿Eh? ¿Quién está ahí? — dice una voz desde el otro lado del pasillo.

Maldición, nos habían descubierto, venía desde el fondo del pasillo la silueta de la madre viniendo hacia mi, ¿y ahora que hago?

— ¿Qué tienes ahí? ¡Ey, no puedes tomar eso!

Ahora venía casi corriendo hacia mi, en ese momento Olivia me toma del brazo y me lleva fuera de la capilla por una puerta auxiliar.

— ¡Corre! — me dice. — Si te interesa vivir.

Olivia se hecha a correr por el pasillo hasta salir de la capilla, y yo la sigo como puedo. La monja ahora corría detrás de nosotras con furia, una ola de adrenalina me invade, lo que me impulsa a seguir corriendo como si mi vida dependiera de ello, casi me siento en una auténtica película de terror, y agradezco que, por suerte, su pesada túnica y su complexión le haga difícil la tarea de alcanzarnos.

La caja que aún llevo pesa demasiado, y seguimos corriendo en por los pasillos en la oscuridad

— ¿A donde vamos? — le pregunto a Olivia.

— Solo sígueme.

Salimos corriendo del complejo hasta el patio, una una briza nocturna me golpea la cara, sigo corriendo pisando el pasto recién podado, cruzamos un puente que atraviesa un lago artificial, y llegamos a la orilla del complejo, donde inicia el frondoso bosque, Olivia se introduce dentro de el, sin más, solo veo su cabellera rubia perdiéndose entre las ramas, aumento mi velocidad para no perderla entre los árboles, y la oscuridad, una vez sumergidas en el bosque finalmente nos detenemos, lleno mis pulmones de aire, y por un momento me invade una corriente de electricidad, y un auténtico sentimiento de libertad.

Salimos corriendo del complejo hasta el patio, una  una briza nocturna me golpea la cara, sigo corriendo pisando el pasto recién podado, cruzamos un  puente que atraviesa un lago artificial, y llegamos a la orilla del complejo, donde inicia el fro...

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Inocencia perdida (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora