❍┆Causis 25

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El dolor que escocia en mi labio me hacía pasar la lengua una y otra vez por el mismo pequeño agujero ya perforado. Descendí del autobús cuando llegué a la parada y caminé a paso lento hacia la entrada de la universidad.

Un par de miradas curiosas volvieron a caer sobre mí, como hacía un tiempo, incrementando las habladurías y murmullos sobre mi persona y el parentesco que había adquirido con TaeHyung y el cómo nos había unido hasta convertirme en esto.

Acogí mis manos en los bolsillos de la chaqueta de mezclilla, encontrando algo de calor entretenido en mover el piercing del labio para que no doliera mucho mientras subía la escalinata de la universidad. Esquivé algunos cuerpos mientras pasaba por el pasillo hacia la cafetería y buscaba un café de máquina. La noche anterior, posterior a que TaeHyung me abriera el piercing  -y él también se abriese uno- me hizo mimos toda la noche, teniéndome cerca de él consintiéndose en lo que quisiera. Habíamos pasado parte de la noche follando como conejos luego de compartir algo de perico y haber comido pizzas mientras jugábamos al Call of Duty.

La pequeña porción de café bajó caliente por mi garganta y tras botar el vaso encendí un cigarro, yendo al patio principal para sentarme en una de las bancas más separadas a esperar a que comenzaran las clases. Desde el sector más separado observé más detenidamente como todos se reunían en grupos de amigos; a lo lejos incluso pude divisar a HaNeul sonriendo con unos compañeros. Había extrañado mucho su presencia y estaba muy agradecido de que al menos fue una buena amiga en su debido tiempo, del tipo de chica que alegra las tardes de cualquiera y que sus chistes pudiesen ser lo bastante graciosos para levantarte el autoestima del día.

Calé del cigarro, conteniendo el humo en los pulmones, sacando el celular del bolsillo para escribirle algún mensaje a TaeHyung preguntándole a donde había ido en la mañana. Apenas me levanté no le había encontrado por la casa. No me extraña que fuera a resolver algunas cuestiones de las cargas que debían ingresar al país. Esperé a que respondiera cuando un par de pies aparecieron en mi visión.

Levanté la mirada entrecerrando los ojos por la claridad del sol. Una chica me sonreía con nervios mientras sus manos bailaban inquietas enredándose los dedos unos con otros. Alcé una ceja golpeando con mi espalda el muro a mis espaldas para ganarme la sombra.

—Ho-hola JungKook —dijo entrecortado, el nerviosismo sobresaliendo por cada uno de sus poros.

—Hola —me limité a saludarla esperando alguna explicación.

Si bien todos me evadían, esta chica debía estar equivocada al dirigirse a mi persona. O eso tenía entendido hasta hacia unos minutos.

—Verás yo... disculpa que te moleste. Es que... —Alcé una ceja—. Tú... me fijé en ti desde que entraste en la uni y pues... eso que me gustas.

Conectar mi cerebro con la lengua en ese momento me fue prácticamente imposible. Mi mente quedó en blanco tratando de analizar una situación que no tenía ciencia.

—¿Y-Yo? —emití consternado, como si no hubiera escuchado bien.

Si TaeHyung estuviera cerca la hubieran matado.

—Sí, bueno... lo siento, no quería incomodarte. Sé que TaeHyung y tu están juntos pero... eso... quería decírtelo —Sus mejillas tomaron un color rojo agresivo y su mirada se desvío de la mía hacia sus propios pies—. Un gusto... hablar contigo JungKook. Eres muy bonito, incluso ahora.

Y se fue dejándome con las palabras en la garganta. Comencé a toser, sacando algo del humor que no me había dado cuenta que sostenía en los pulmones. Miré como la chica se perdía entre los demás personas dispersas del patio.

𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora