❍┆Causis 12

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Cerré la puerta de entrada con rapidez, quedando yo recostado sobre esta como si me cubriera de todo el exterior que rodeaba a mi casa. Mi corazón desbocado, mi mente nublada. Estaba tan malditamente embobado luego de esa sección de besos pasionales de TaeHyung que me sacaban el aire de los pulmones.

Me deslice hacia abajo, dejando la mochila a un lado y agachándome tuve hasta deseos de rodar por el suelo como si fuera un rodillo.

¡Había besado a TaeHyung! ¡Lo había besado!

Un maldito sueño frustrado convertido en realidad. Todo era tan predecible como una vez lo imaginé. La tentación, las ganas, la delicadeza pasional de sus labios al moverse. Tae tenía todo controlado y me estaba controlando a mí. Pero lo peor y mejor de todo... era que me gustaba. Estaba disfrutando de que TaeHyung aprovecha solo un poco de mí.

Cubrí mi cara con mis manos, dejando escondida una tonta sonrisa de satisfacción y mordí mis labios para tratar de contenerla.

Tae, Tae, Tae, ¿en qué mierda me estoy convirtiendo contigo?

Me cachetee dejándome de ilusiones y me levanté del suelo, recogiendo mi mochila y dejándola sobre la mesa. Entre a la habitación sacando mis zapatos y comenzando a desvestirme, sintiendo el papel en mí torso estirarse y escogerse con cada movimiento. Toqué sobre el, percibiendo un dolorcillo y escozor sobre la silueta, el espejo delatando mi figura pálida con una gran mancha de tinta negra. Me miré frente a él, acercándome y examinando con más profundidad a mi yo físicamente. Tan malditamente pálido y mi cabello tan negro. Jodidamente lacio y negro que ni  mis dedos lograban peinarlo demasiado por su sedosidad.

Entonces ahí venía mi cara con aquellas gafas que gracias a dios no llegaban a ser ni la mitad de grandes y ridículas que lo fueron aquellas que usaba en Busan. Mi cara... ¿qué podría decir de ella? Tenía ojeras, estos últimos días no es que me allá dedicado a dormir las noches lo suficiente, pero habían hecho varios exámenes de derecho y quería estar preparado para seguir sorprendiéndome a mí mismo de mis capacidades. Mis ojos, eran castaños, comunes, nada que ver con los de TaeHyung.

Y me comenzaba a preguntar como tenía aquel color de ojos tan bello, limpio y con cierto parecido a las esmeraldas. TaeHyung era tan perfecto en todo lo que respectaba a su físico, y no importaba para nada sus tatuajes o piercings, me había dado cuenta que eran otra de las cosas que amaba de él, porque lo hacían verse completamente diferente y encantador, un chico serio y sexy, completamente fuera de lo habitual.

El cuerpo de Tae era fornido, tenía un color de piel atractivo, como si fuera un poco tostado por el sol y remarcaba mucho más sus músculos y la tinta sobre estos. Era tan genial... tanto que al lado de él simplemente yo era un chico que no resaltaba ni iluminándose con focos desde distintas direcciones. Yo era lo suficientemente común y pasaba inadvertido.

¿Qué es lo que tengo que te llama la atención TaeHyung?

Yo no lo veía y quería averiguarlo lo más pronto posible.

Dejé de apreciarme en el espejo y corrí a ducharme, dejando pasar la destreza del día bajo la regadera. Lavé el tatuaje con delicadeza, frotando el jabón sobre él con un cuidado especial como YoonGi me había explicado.

Envolví la toalla en la cintura y limpié el vapor que se quedó en el espejo. El tatuaje me resultaba creativo y llamaba mucho la atención. Me gustaba, porque ese atrapasueños estaba encerrando mucho más de lo que imaginaba.

Conocer a TaeHyung me estaba atrayendo cosas nuevas a la vida, y quería comenzar a pensar que los propósitos de obtener cambios en mi vida se deberían a él.



—Tae... —murmuré para llamar su atención.

Estábamos en la cafetería de la escuela, sentados un poco más alejados de las mesas más centradas. Era una de las pocas veces que lo hicimos, sin embargo, continuaba siendo algo incómodo para mí al sentir miradas de reojo desde asientos más alejados.

𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora