Restregué mis ojos por décimo quinta vez en la mañana mientras estaba en el autobús de ida a la universidad. Había dormido tan tarde que la rutina rápida de mañana que tenía casi fue rota debido a que no encontraba el sonido del teléfono con el despertador. No había desayunado y apenas podía mantener un ojo abierto.
El autobús se detuvo y bajé con pereza los escalones arrastrando los pies hasta la entrada de la universidad. Ya sabía porque desdichadamente había una escalinata frente a la entrada. Pues la gente que tenía sueño se cansaría más si no apresuraba el paso. Volví a suspirar y me di un voto de confianza para subir los escalones de dos en dos.
Mis piernas llegaron más cansadas de lo normal y no pude evitar apoyarme en alguna columna mientras retoman el aire. Una mano me apretó el hombro con delicadeza y forcé una sonrisa al ver la cabellera rubia de HaNeul.
—¿Kook cansado? No lo creo —Su expresión era mucho más graciosa. Retomé la postura erecta de mi espalda y respiré por la nariz y expulsé por la boca, regulando mi respiración.
—A penas y he dormido algo —dije comenzando a caminar junto a ella.
—¿Por qué? ¿Ocurrió algo?
—Para nada. Solo que ayer trabajé hasta tarde y estoy agotado.
—Oh, tranquilo, podrás dormir un poco en la tarde. Te recomiendo la biblioteca para eso. No hay ruido —Me guiñó un ojo con una leve sonrisa que me contagió. Ella era graciosa—. Te dejo, tenga clases de filosofía.
Y se marchó corriendo en la dirección opuesta en la que caminábamos. Doblé por la derecha buscando el salón de química y al ver que aún quedaban unos quince minutos para que comenzar la clase cogí el último asiento de la fila derecha, pegados a la ventana para poder dormir un rato.
Lancé la mochila sobre la mesa y no esperé a nada antes de dejar caer mi cabeza entre mis brazos, cerrando los ojos de inmediato.
El molesto timbre sonó tiempo después y mi sentido auditivo lo captó a lo lejos. Abrí los ojos con pesadez y me incorporé de a poco, estirando las articulaciones con movimientos pequeños. Pasé los dedos por bajo mis gafas y froté mis ojos con fuerza tratando de deshacerme del sueño. Acomodé los anteojos sobre mi puente y bostecé llevándome un susto. Mi corazón saltó dentro de mi caja torácica y la sangre fluyó mucho más a bombazos de lo que normalmente hacía. La cristalizada mirada de ojos verdes parecía perforarme la mirada y juré que iría al cardio luego de salir de la universidad.
Su abundante cabello rubio de ondulaciones fuertes caía casi sobre sus ojos, tratando de cubrir la mirada de esmeralda envenenada. Su piel era tan bronceada como canela y su nariz contorneaba finura, hasta caer en sus orificios siendo adornado con un aro de plata en la derecha y uno entre el frenillo de la nariz. Su boca era fina y reseca, con labios un poco partidos.
TaeHyung definitivamente parecía un matón. Mi piel se erizó cuando recorrió su mirada sobre mí. La gota gorda de sudor comenzaba a correr en mi cuello y frente y no pude evitar mojar mis labios con saliva, siendo esa una acción por la cual cayera su observación hacia mis labios. No había emisión de palabras, todo parecía ser jodidamente la muerte.
—No tienes porque tenerme miedo bebé. —Sentí la corriente de sus palabras filtrarse por mi cuerpo. Bebé. Su grave voz melodiosa era una droga de mal gusto. El olor a cigarros brotó de su aliento. Retuve la respiración. Pestañee, sintiendo la primera gota rodar por mi frente —. No muerdo, a menos que quieras.
Enseñó sus dientes, perfectamente parejos, moldeando sus labios en una sonrisa rectangular casi perfecta, mostrando en su frenillo otro aro perforado.
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𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚
Fanfiction"Causas y motivos para ti bebé. Causas: tú y motivos... tú también". Tras la vida ordinaria en Busan, con el objetivo de ser uno de los mejores estudiantes para optar por la universidad de Seúl, JungKook logra su sueño y se traslada a vivir a la ca...