❍┆Causis 21

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—JungKook bebé —Los murmureos se escuchaban lejanos, la cabeza me pesaba.

Fruncí el ceño, girando la cabeza hacia el otro lado para cubrirme de la claridad de donde sea que proviniese. Mi cuerpo estaba a gusto relajado.

—Bebé~

Unas manos se pasearon por mi espalda acariciando por bajo las sábanas finas que me cubrían, un moviendo ascendente y descendente. Sonreí aún inmerso en la nube de sueño. Mis músculos cedieron ante el tacto, dejando que mi garganta produjera un oxidado sonido de placer por el masaje. Apretó mi cadera, mi cintura y mis nalgas, sintiendo como unos dientes se encajaban en ellas con fiereza y luego palmeaba la zona con fuerza.

Chillé molesto.

—¡Kim joder! —la ronquera de la mañana raspó mi garganta y volví a gruñir.

El peso de quien sabía que trataba de levantarme se recostó sobre mí, hundiéndome más en el colchón. Su calor, su cuerpo un poco más grande que el mío, su olor, todo me inundó como un balde de agua caliente. Los rasposos labios bailaron sobre mi nuca y besaron, lamieron, y dejaron que mis vellos se erizarán.

—Bebé despierta. Tu novio esta frustrado sexualmente —Y no pude evitar soltar una carcajada por el comentario fuera de lugar.

Abracé la almohada, para luego soltarla, tomando aire para que mis pulmones se llenaran a como pudieran por el peso que tenía sobre mí. TaeHyung presintió que me iba a girar y se levantó un poco para que pudiera darme la vuelta. Su peso volvió a caer, esta vez no del todo.

Me restregué los ojos como pude y luego sonreí por lo hermoso que eran esos cabellos ondulados para nada peinados y rubios esa mañana, todos los piercings brillando por la claridad del sol golpeando con la ventana y esos ojos verdes esmeraldas que me sacaban el aliento.

Enredé mis dedos entre su cabello y lo acaricié para luego sentir como su boca invadía la mía con sonidos obscenos que me ponían de cualquier manera.

—Buenos días bebé. Duermes mucho.

—¿Y qué te esperas de mí? Te has hecho la noche de conejillo de indias. Es un milagro que no me duela el culo —Los dientes de TaeHyung sobresalieron en esa preciosa sonrisa y me mordió la mejilla con atrevimiento.

—Tan delicioso que no me resisto —murmuró sobre ella, pasando la lengua haciéndome jadear de las cosquillas.

Lo empujé dejando que cayese a mi lado en la cama. Me subí sobre él, cambiando de posición y apoyando mi barbilla sobre su pecho. Sus manos pasaron a mi espalda, volviendo a dar esos cariños pastosos que me daban sueño.

—¿Qué hay para hacer hoy?

—No mucho. Tengo una reunión con unos comerciantes. Luego iré con YoonGi a terminar de que me paguen la carga enviada con las bolsas de cocaína. No es mucho —Se encogió de hombros.

—Ni que podría ser poco tampoco. Pareces más un empresario —Chasquee la lengua. TaeHyung reviró los ojos.

—Un empresario clandestino.

—Lo que sea. ¿Puedo ir?

La mirada de TaeHyung pasó a mis ojos, regalándome una sorprendida viveza de esmeralda. Pasó una de sus manos detrás de su cabeza para apoyarla.

—¿Quieres ir a la reunión? —su voz se mezclaba con duda.

—Porque no. Ya me has explicado más o menos como funciona todo esto —argumente, afincando un poco más mi barbilla contra su pecho.

—Es peligroso.

—¡Qué peligroso TaeHyung! Se defenderme —refute, frunciendo el ceño tanto como pudiera.

𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora