❍┆Causis 24

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Sangre.

El suelo comenzando a teñirse de rojo, la sangre corría como las olas del mar bañando el inicio de la arena sumergida en la orilla de la playa colándose en mis pies, mis manos manchadas, unos ojos apagándose, la vida yéndose.

Mi corazón dolía, mis pulmones dolían, mis ojos dolían; todo mi yo dolía como agujas incrustándose en mi cuerpo. La luz tenue de la habitación comenzó a apagarse a mí alrededor, sumergiéndome en la oscura sensación de estarme ahogando en sangre ajena.

Y grité.

Fue la única manera de despertarme de esa sensación; el aire nuevamente volviendo a ocupar su espacio en mis pulmones, mi corazón atolondrado y asustado latiendo uniforme a lo que mis ojos comenzaron a ver: no sangre, no hombre muerto, no manos sucias. Era la habitación de TaeHyung, sus familiares paredes blancas y el desorden de las sábanas negras.

Trague saliva sintiendo el cosquilleo de las gotas de sudor en mi sien. Estaba hiperventilando, la gota gorda por todo mi cuerpo, mi frente y mi espalda sentían la escurridiza mojazon.

—Oh, al fin despiertas —una voz se escucha a mi derecha. Con la mirada aún ligeramente mareada miré a aquella dirección.

Un chico de cabello azulado me miraba inexpresivo saliendo del baño de la habitación cargando un vaso de agua.

—Toma esto. —Me extiende el vaso donde me fijé en su mano toda tatuada con anillos incrustado en sus dedos no muy largos, la palma de sus manos mostrándome una píldora. La tomé inseguro junto al vaso y tragué rápido la pastilla. El chico tocó mi frente sudada y me recomendó que me acostara nuevamente—. Tienes algo de fiebre y tus pulsaciones están comenzando a bajar. En un rato debes estar mejor.

—¿Qué me ocurrió?

Apenas y recordaba lo que había sucedido ayer luego de que me quedara esperando a TaeHyung en el callejón. Solo había sido mucho cansancio, susto, estrés y culpa.

—Sobreesfuerzo. Te desmallaste en lo que esperabas que TaeHyung te fuese a buscar. Tu cuerpo colapso con todo lo que pasó.

Lo imaginaba.

El chico se apretó su cabello hacia atrás y vi como tomó una liga para atárselo lejos. Exprimió una pequeña toalla y la puso sobre mi frente. Un escalofrío me rodeó todo el cuerpo haciéndome temblar cuando el contacto frío de la tela grumosa palpó mi frente.

—¿Quién eres? —pregunté en un murmuro. Los ojos del chico me miraron.

Sus oscuros orbes visibles con lentillas azules me incrustaron con la mirada. Suspiró, apretando un poco más esta vez el paño sobre mi sien.

—Jimin.

El nombre dio vueltas en mi mente, como si lo hubiese escuchado antes. Fruncí el ceño por el sobreesfuerzo de estar recordando de donde lo conocía. Me sentía cansado, mi garganta aún después de tomar agua se encontraba reseca, y mi cuerpo estaba adolorido.

—Soy JungKook —dije en un vago intento de presentarme. El chico ladeó la sonrisa apartando el trapo para mojarlo y volverlo a aplicar.

—Lo sé —Se limitó a responder. Dejó aquel pañuelo sobre mi frente y salió de la habitación.

El techo blanco me pareció en ese momento una de las cosas más interesantes; despistarme y no revivir momentos, era una pesadilla. Si bien estaba salvándome mi vida no debía haber disparado el arma, pero de solo recordar como perdería la pelea, mi mente, mi corazón, mi propio sistema nervioso callándome con cada paso; la adrenalina, todo influyó de un momento a otro y esa arma era la única salida a mi aparente y gran problema. Solo por demostrarle a TaeHyung que podría contar conmigo con lo que sea, incluso hasta para matar.

𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora