—¿M-murieron? —mi voz tartamudeó, sintiendo el bilis en el borde de mi garganta, dándome la sensación de mal sabor.
<<Murieron>> en estos momentos era la palabra más borde que había podido sentir. Tan seca, brusca, con un lamento bajo lo implacable.
Jamás me había pensado nada lo remotamente cerca de esa palabra. De hecho, ni siquiera pensaba en la familia de Tae, simplemente me interesaba él y obviamente su vida y mundo, ocultos completamente. Pero tal vez su mundo si había estado más vinculado con la desgracia ajena y él no tenía la culpa de absolutamente nada, ni siquiera de haberse metido en aquella situación. Había millones de probabilidades para vincular a TaeHyung y sus padres.Podría haber pasado cualquier cosa, y él no tenía la culpa de nada. Y me sentía fatal en estos momentos. Por ni siquiera haber sabido tal detalle primordial. La muerte de los padres de TaeHyung pudo haber sido un incidente o realidad, sin embargo, lo mantiene callado y bajo sombra defendiéndolo con garras.
Tal vez por eso TaeHyung necesitaba el amor que nadie le dio, el amor paternal que no pudo haber recibido hasta ahora y yo era esa persona en la que Tae confiaba. Yo podría tal vez hacer que se olvidara de aquel vacío y lo llenase de algo mucho más comprometedor y cálido.
Me sentí tan mierda por haberle temido sin razón, por haberme apartado, prometiendo lo que pensaba que jamás pudiese hacer. Él necesitaba mi ayuda a su lado y estaba seguro que lograría salirse de toda aquella patraña energúmena.
Mis pies temblaron cuando bajé de la silla en la que había estado acostado casi tres horas. A penas y dejándome salir de la burbuja pensativa y volviendo a la realidad. Miré por el espejo la figura recién resaltada y oscura de Iron Man impregnada en la piel herida, cubierta por plástico y me metí dentro del polo con rapidez, sintiendo aún una notable y pequeña incomodidad con mi cuerpo ahora un poco más formado.
YoonGi había desaparecido al pequeño bar improvisado apenas aviso que había finalizado con el tatuaje. La revoltura de mariposas negras volando en mi estómago atesorando su objetivo de hacerme vomitar.
Me arrastré hacia el salón y visualicé a YoonGi bebiendo mientras estaba apoyado sobre la barra. El visible vaso de vodka siendo besado por sus labios, su mirada discreta, casi como imponiendo la ley del hielo y ese cabello verde casi rubio cubriéndolo hasta sus párpados. Ofreció un vaso que se escondía entre sus dos antebrazos, relleno con ese mismo líquido, y no dude en ir y tomarlo para empinar el primer trago hacia la boca, el fuerte alcohol quemando mi garganta y llegando al vacío de mi estómago revuelto.
El bufido de YoonGi se oyó cuando una mueca se formó en mi rostro, deformándolo al desagrado de la bebida.
—Eres muy malo para beber JungKook.
Suspiré dejando aún un poco lleno el vaso sobre la mesa, sintiendo aún el alcohol en saliva.
—¿Tan preocupado estás? —la pregunta de YoonGi parecía absurda incluso. Para él podría ser un problema de menores, sin embargo, yo no lidiaba con situaciones familiares u económicas ilegales.
—Me siento la real mierda —solté—, más que todo la real mierda.
Volví a empinar al alcohol, bebiéndome más del cuarto de la bebida, apretando los ojos nuevamente con desagrado.—Entonces no te sientas más mierda y ve a casa con mamá y papá JungKook —La grave voz de YoonGi desprendió brusquedad. Le miré impresionado por la falta de tacto—. TaeHyung no necesita a un nene llorón como tú. Hasta ahora se las ha arreglado solo, tú no eres la gran diferencia.
Inconscientemente mi mano comenzó a abrazar el vaso con fuerza. Las palabras de YoonGi golpearon más fuerte la conciencia que llevaba arrastrando todo el día.
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𝐌𝐨𝐭𝐢𝐟𝐬. • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚
Fanfiction"Causas y motivos para ti bebé. Causas: tú y motivos... tú también". Tras la vida ordinaria en Busan, con el objetivo de ser uno de los mejores estudiantes para optar por la universidad de Seúl, JungKook logra su sueño y se traslada a vivir a la ca...