Charlotte iba por la cuarta copa de champaña cuando se dio cuenta de que algo iba a ir mal.
Había tenido esa sensación desde el inicio de la velada, pero en ese momento estaba segura. El alcohol había comenzado a hacer efecto en su cuerpo, calentando sus extremidades y nublando las preocupaciones de su cabeza. Sin embargo, lo que había bebido no era lo suficiente para olvidar la razón por la que estaba allí. Lo único que podía afirmar era que tendría una resaca al día siguiente.
La pieza había terminado, pero Sergéi y Charlotte se miraban el uno al otro con una mezcla de vergüenza y alegría. Se sentía bien al estar con él. Como si no tuviera que pretender que nada en su vida estaba a punto de estallar. Me ayuda pensar que todos cometen errores al igual que yo, solo que algunos somos más notorios que otros. Quizá lo que él había mencionado sí le había ayudado a calmarse al final, aunque desde ese momento en adelante no dejaría de advertir la pluma suelta en los peinados de la señorita Ananenko.
Sintió el frío metal de la daga de la madre de su amiga contra su muslo. El hecho de que ella le hubiese prestado el arma como quien comparte un par de pendientes solo hacía que la situación pareciera aún más extraña. Cuando preguntó por la razón por la que su madre poseía una daga que incluso le había legado, ella se encogió de hombros. ¿Por qué tienes tu pistola? Una dama tiene sus secretos. Desde ese instante, le había parecido que Zoya podía estar escondiendo una docena de cuchillos bajo las telas de su vestido negro.
Sus ojos verdes escrutaron nuevamente a la multitud en su busca, pues no la vio en el lugar donde se encontraba antes, conversando con su prima.
—¿Otra copa? —ofreció Sergéi, distrayéndola.
—Al parecer, se han invertido los papeles —sonrió ella, aceptando la champaña—. Se supone que tú eras el borracho que hacía estupideces que eran el tema principal de los cotilleos de la Temporada, no al revés.
—De seguro esos rumores han sido expandidos por la señorita Ananenko. Creo que me gustaría que eso de borracho fuera quitado de mi reputación. Después de que tú hubieras excusado el incidente de la noche del baile de máscaras con que había bebido demasiado, he tenido más cuidado.
—Yo no he sido la que se ha caído bajo las faldas de mi pareja de baile.
—Fue un accidente —replicó, su voz dejando en claro que lo decía en serio.
Ella calló. Sabía lo mucho que el resto le había recordado ese momento —siendo mencionado por Zoya como la primera de las estupideces de la Temporada de Sergéi Bezpálov—, y también sabía que no era agradable rememorar los momentos de los que uno se arrepentía de haber metido la pata tan al fondo que toda la Corte se burlaría de él en los meses siguientes. Ella no quería ser de las personas que se reían a costa de su vergüenza.
Se apartaron de la pista al fin. Charlotte se removía con nerviosismo junto a él. La situación se había convertido en algo ligeramente incómodo, y la falta de conversación no ayudaba.
ESTÁS LEYENDO
Los grandes © [DNyA #1]
Historical FictionCharlotte quiere ser libre. Es una pena que los que pelean por la libertad quieren matarla. 1789. Con el estallido de la ahora llamada Revolución Francesa, la familia de Charlotte de Langlois escapa a Inglaterra, intentando evitar la muerte segura q...