Suicide Line || NamGi

10º Llamada: Espontaneo

No logra dormir una mierda.

Cosa extraña, por lo general el problema es que no se duerma.

Refunfuña levantándose de la cama. Son las cinco de la mañana, lleva solo tres horas durmiendo, interrumpida hasta el punto de sentirse como una hora y media. Holly duerme en santa paz en su pequeña camita. Qué envidia. Elabora el gran plan de comer una sopa instantánea y así poder sentirse más pesada para dejarse caer en coma. Pone el agua a hervir y se entretiene en su habitación. Viendo el techo y luego a un espejo.

Palpa un poco su cabello y su pecho. Ladea la cabeza. Namkyung le dijo que es una mujer preciosa, la elogió mucho, también aseguró que la ayudaría. Sube las piernas y recuesta la barbilla en sus rodillas. Dijo cosas tan bonitas. Suenan tan irreales ahora que las está rememorando. Frunce levemente el entrecejo, con aquel gusanillo entrando lentamente en su mente para contaminar lo lindo del recuerdo.

¿Qué si es una mentira? ¿Qué pasa si Namkyung le está mintiendo y en el fondo se burla de ella? La considera una loca a la que está ayudando para sentirse superior de alguna manera. Tal vez le ha dicho a otros en la empresa de su problema. Tal vez estuvo siendo linda todo el tiempo para reírse con alguien después.

Nada impide que eso sea la verdad.

Porque, siendo sincera ¿Quién en su sano juicio le diría que es una mujer linda? Nadie es así de ciego y estúpido al mismo tiempo. Empieza a respirar por la boca.

¿Y si todo es una forma para excusar que la despedirla? Es una excusa que usan mucho: No está capacitada para este trabajo, necesita estar fuera del estrés. Sin trabajo va a morirse de hambre y ya sabe que es eso como para quererlo de nuevo. No podría pedirle ayuda a Jimin ni en un millón de años por la vergüenza.

«Eres una mujer preciosa»

«Eres una mujer preciosa»

«Eres una mujer preciosa»

«Eres una mujer preciosa»

«Eres una mujer preciosa»

Solloza angustiada, levanta de la cama apurada y va al baño. Namkyung solo se está burlando. No es preciosa, no es linda. Es solo una estúpida y loca demasiado cobarde para matarse de una vez. Sofocada y con mil cosas en mente, cada una más escandalosa y tajante que la anterior simplemente toma las tijeras que hay en el gabinete se hace grandes y largos cortes en los brazos. Toma su cabello y quita los mechones largos, tirando estos a un lado y quedando con una cabellera dispareja. Sentada al borde de la bañera hace más cortes, su coagulación es buena y es una desgracia. Hace más y más daño a sí misma.

Si se muere ya no van a tener de quien burlarse.

Al menos eso piensa en ese episodio considerable depresivo. Debido a sonidos en la cocina reacciona de otra manera. Una desesperada y asustada por la sangre que hay en el suelo junto a los mareos que la invaden debido a la sangre escapando por las heridas horribles en sus brazos. Ensuciando el suelo va a la cocina, apaga la estufa con la mala suerte de que al tomarla el agua hirviente de le derrama en las manos. Grita adolorida y simplemente toma asiento en el suelo, tomándose sus propias lágrimas en el sopor tras la histeria.

~ * * * ~

Mastica su emparedado mientras ve la televisión. Rapmon echado a un lado imitándola. Al terminar sacude las migajas y se acuesta acariciando a su perro. Es lindo solo quedarse en casa al menos un día tras tantos de romperse la cabeza. Suspira girando hasta tener a Rapmon en su regazo. Le da besos en el hocico y ríe cuando esté le lame los labios. Estira el brazo para tomar el celular en el suelo y contestar la llamada.

— ¿Diga?

— ¿Puedes venir a mi casa? Ayúdame.

Abre ligeramente los ojos.

— ¿Yoonji?

—Hi-hice... ayúdame, no sé-

—Ya voy. Espera un poco.

No va a negar que la frustra un poco perder tiempo de su día libre, pero Yoonji no llama a nadie. Al menos así cuando tiene un problema gordo. Estaba mal. Se le notaba incluso en la bocina. Decide vestir lo más sencillo que se encuentra y apenas peinarse lo suficiente. Sale al trote, con Rapmon en brazos, espera que su perro no forme mucho escándalo.

El camino al departamento de Yoonji es normal, sube como lo hizo por la noche y toca la puerta. Nadie le abre. Insiste hasta el punto en que se fastidia de tanto hacerlo. Intenta empujarla a probar si es que está abierta. Nada. Baja la mirada, hallando un tapete que dice Go away con un gato mostrando el dedo medio.

— ¡Yoonji! —llama ¿Cómo se supone que la ayude si ni siquiera puede entrar?

Decide llamar a Jimin, pues ella debe tener alguna solución a su problema. Está es tan ridículamente sencilla que le da vergüenza no haberla pensado. Baja a la planta baja, pide al dueño del edificio la llave maestra para poder abrir el departamento, mostrando que Yoonji la contactó. El hombre, un anciano muy apacible, se la entrega y pide que devuelva al irse, pues tiene solo una y por lo que Namkyung vio, muy guardada para evitar incidentes o ser incriminado de nada.

Abre y cierra tras ella, dejando a Rapmon en el suelo. El perro sale corriendo en dirección a la cocina. Namkyung cierra la boca, con el pulso disparado debido a la imagen que obtiene. Yoonji recostada de una silla, llena de su propia sangre, la cara llena de arañazos y el pelo cortado de manera irregular. A prisa la hace levantarse del suelo y pone en el sofá.

— ¿Qué te hiciste? ¿Qué te pasó? —Pregunta asustada de verla tan mal. Yoonji no responde, dormitada por la falta de sangre. Cae inconsciente unos cuantos segundos después.

. . .

— Para la próxima llámame antes de intentar matarte ¿Vale? Porque ya es obvio que no piensas hacerlo.

Regaña la más alta con notable mal humor.

— ¿En que estabas pensando cuando hiciste todo esto? ¿Qué te pasó por la cabeza? Por si fuera poco, ni siquiera llamas-

—Y-yo solo pensé en ti. No sabía que más hacer.

A juzgar por su cara asustada, es cierto. Namkyung niega con la cabeza, rehaciéndose el moño por décimo cuarta vez en todo este rato de ir y venir al baño, vendar a Yoongi, cuidar que no haya quemaduras graves, revisar las heridas de su cara y que no se haya hecho daño en la cabeza al cortarse el cabello.

—Tienes que llamar a una ambulancia, no a mí.

— ¡No quiero ir otra vez a un psiquiátrico! Ahí... A-ahí no lo entienden. Me sacaron porque mentí sobre estar bien, porque no iba a tener dinero para pagarlo. N-no puedo ir a un hospital, no estoy loco.

Namkyung se masajea la cara con ambas manos. Buscando paciencia que no tiene.

—Vale, entonces ¿Qué pasó? Estabas bien hasta anoche ¿Hice algo que te molestara? Dímelo sin vergüenza. No repetiré nada que te incomodara.

Yoongi ve la mano de Namkyung, sosteniendo al suya con tanta fuerza y esperanza de ser un soporte. Moquea, mordiéndose los labios y niega con la cabeza. No la molesta nada. Realmente no lo hace. Ella no tiene la culpa de que su mente sea tan patética de buscar lo que no hay. Namkyung la abraza y Yoonji no hace sino acurrucarse en el hombro de la más alta.

Realmente se está preocupando por ella.

—Iré a buscar la tijera para emparejarte el cabello. —Palmea la espalda de Yoonji y se dirige al baño. La más baja la ve alejarse, la forma en que la cadera se balancea al andar aun si son zapatos deportivos, el largo cuello descubierto, la cintura menuda envuelta en una simple franela. Mira sus brazos, con las vendas puestas con extremo cuidado para no romperlas ni lastimarla más.

Piensa en que vino rápido.

En que vino.