No me sorprendí al ver como unas camionetas y helicópteros negros llegaron, rodearon toda el área, son agentes con armas de fuego. Trataron de tomar a las personas y llevárselas, pero los sadem y otros demonios lucharon por detenerlos, en lo que todo se tornó a un gran caos, lleno de guerra, sangre y coraje; un grupo de demonios se llevaron por un callejón a las personas ya que los agentes del mayor no dejaron el paso libre.
Me fue difícil observar el espantoso panorama, pues los servidores me rodearon para que no me pasara nada malo.
—¡Llévenla a mí casa! —Ordenó Sam, luego tensó un poco su mandíbula—. Esos hijos de la Torre Eiffel querrán salirse con la suya.
Los servidores estuvieron de acuerdo y me quisieron llevar a la de a fuerza, quise resistir.
—¡¿Qué harás, Sam?! ¡No te voy a dejar solo! ¡te van a hacer daño! —Decreté con preocupación.
El sonrió burlón.
—No pueden matar a un muerto —Bramó.
No pude reprochar algo más ya que los demonios me obligaron a rastras a salir del área.
Pude ver que la mayoría de persona que murieron, pertenecían al mayor, por fortuna la población logró escapar. Los demás demonios por más disparos que recibieron, no murieron, sólo algunos se estremecieron de molestia y otros reían como sí les causara cosquillas. Lo que noto por suerte es que, no se reconocían por sus túnicas negras, los demonios sorprendían pero igual asustaron. Y con el tema de los servidores, esos condenados me alejaron del área, dejándome con el antojo del chismecito.
—Me temo que no podrán escapar —Determinó una voz voz conocida.
Ese Dahako, ¡maldición! No había conocido alguien tan de plomo y traidor como él. Ese desgraciado le metió una gran patada a uno de los servidores, el servidor intentó levantarse más fue inútil, ya que lo detuvo otro tipo. Los otros dos quisieron atacar, pero fueron detenidos. Presioné mis labios con rabia.
—¡Eres un traicionero! —Repliqué—. ¿Cómo pudiste fingir ayudarme y luego darme cosas malas en cara?
Él ladeó la cabeza.
—Lo hacemos por su bien, su alteza. Cuántas veces le tengo que decir que el príncipe Sam ¡no es lo que usted cree! —Jaloneó sus cabellos frustrado y continuó —; Sí usted se queda con él, tomará su alma y la utilizará para estar en contra de dios, por eso aceptó el trato del rey, soy un ángel encubierto de demonio para terminar esto.
Negué con la cabeza.
—Mientes con todos los dientes —Rechisté.
Dahako quedó sorprendido por mi respuesta, y en lo que él pensó mis palabras, quise aprovechar a huir pero dahaka me sostuvo.
—Es por su bien, su alteza —Intentó ella convencerme.
Se llevaron a los servidores, vi como los golpearon, sí de verdad fuesen ángeles, no llevarían el pecado en sus corazones.
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Nuestro pacto (terminada)
RomanceSer pobre, ser humillada y sufrir por un amor, ¿es justo? ¿Cuál sería tu respuesta si un ser sobrenatural te propone un trato? ¿Darías tu amor a cambio de tus deseos? ¿Sin importar que puedas morir? ¿Vas a huir o a confiar? No, no medites las respue...