Ha pasado un largo período desde que Camael me explicó la situación de Samael y todo el mundo en general, ¿cuánto?, pues quien sabe, no he contado los días desde que el amor de mí vida se fue al inframundo.
Cada día que pasa lo siento pesado, largo. Me siento un desastre. He adelgazado tanto, probar un bocado de comida me da náuseas. Si Samael estuviera aquí todo sería otra cosa, ese mundo rosa que conocí cuando él entró a mí vida. Pero ya no es así, los días son grises, literalmente lo son.
El clima comienza hacer frío aquí en tabvilla. Odio tanto mí arrepentimiento de no haber avanzado antes, sí tan solo lo hubiera hecho, todo sería tan diferente. Pero ahora estoy tirada boca arriba en la cama esperando que pase otro día común como los días anteriores, ¡anhelo tanto al amor de mí vida!
Quiero ver sus ojos verdes, esa sonrisa. Quiero sentir la energía y la adrenalina.
Ultimamente sólo le sonrio a mí padre, abuelita y Charlie para que vean que todo está bien, o eso es lo que trato y sí que soy buena fingiendo pues según ellos me ven siempre radical. Igual, arreglamos la casa y desde que se hizo eso, Charlie trajo a vivir con nosotros a su novia y de paso se nos agregó mí abuelita, gracias al señor ya no es gruñona como antes.
Y sobre Charlie con su novia, no mintió cuando dijo que es una buena chica, sí es maravillosa y hermosa, mantiene su aspecto femenino, es todo un amor. Por otra parte, el pueblo tuvo grandes mejoras, ya no es el tabvilla en ruinas, tiene un aire lujoso y elegante. La gente siempre me agradece por lo que hice, ellos me demuestran su cariño y eso durante el día me hace sentir bien. Pero no es lo mismo tener éxito a que la persona que amas. Aproveché estos días para tener comunicación con las personas del extranjero, me felicitaron por lo que he hecho y llegamos a buenos términos.
Aquellos que no estuvieron de acuerdo con la nueva tabvilla, intentaron derrumbarme pero gob se encargó de ellos. Dalio ha sido una clase de amigo lejano, estoy feliz por él pues ya tiene una novia que lo cuida mucho y su padre no hace mucho me invitó a una comida donde a pesar de todo la pasé muy bien.
En otras tendencias, con los sadem no he tenido ningún problema. Son como ciudadanos de más. Hacen sus reverencias, saludan y son amables. Mejor dicho, son unos ermitaños. Cumplen con su trabajo estando en sus propios mundos. Ahora... Haniel, él ha intentado ser cercano a mí pero no lo he dejado, me pongo triste con cada intento porque me recuerda a Samael cuando quería hacerme sentir bien, cada vez que me llevaba a esos hermosos lugares. Y es ahí donde lloro, es ahí donde me escondo. Le pedí mejor a Haniel que no nos vieramos seguido, claro que no quiso pero aceptó después que se lo rogué tanto.
Y Yar, él de plano desapareció, rara la vez sé de él. Lo último que supe es que se casó con una mujer bella. Paimon ya no regresó a causher, él se quedó con los servidores y Bael. Viajan y asisten a tantas fiestas, me saludan cuando nos encontramos, incluso se encargaron de la empresa de Samael.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro pacto (terminada)
RomanceSer pobre, ser humillada y sufrir por un amor, ¿es justo? ¿Cuál sería tu respuesta si un ser sobrenatural te propone un trato? ¿Darías tu amor a cambio de tus deseos? ¿Sin importar que puedas morir? ¿Vas a huir o a confiar? No, no medites las respue...