OCHO

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Tuve que regresar a la escuela, según Sam si yo no estaba presente, iban a tener sospechas de mí, pues se consideraría que fui la única en el salón

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Tuve que regresar a la escuela, según Sam si yo no estaba presente, iban a tener sospechas de mí, pues se consideraría que fui la única en el salón.

El asistente del mayor nos reunió a todos en la plaza cívica de la escuela.

—La señorita Brenda hija del Mayor, fue encontrada muerta con sus amigas en la oficina del director. Todos serán revisados, después irán a casa. Toda la escuela será inspeccionada y a las seis de la tarde se les invita al velorio de las chicas. Gracias por su atención.

Hay muchos policías quienes nos hicieron estar en filas y por destino, detrás de mí, quedó Dalio. Por parte de los oficiales, ellos nos dieron miradas intimidantes e hicieron muchas preguntas. Al estar en la fila me preparé para contestar esas preguntas con falsa lástima, que por supuesto se creyeron. La perdida de tiempo terminó a las dos de la tarde.

Al salir de la escuela, vi a Sam en el otro lado de la acera, él se encuentra recargado sobre su auto. Traté de caminar hacia él pero alguien tomó de mí brazo. Me safé con brusquedad.

—¿Quieres salir conmigo, Darlyn? —Cuestionó Dalio.

Rodeé los ojos.

—¿Cuántas veces tengo que mandarte a la mierda, Dalio?

Asintió con la cabeza ya rendido.

—No te sorprendas al ver un grupos de pájaros por la oscuridad —Dijo entre dientes para después marcharse.

Fruncí el ceño ante su comentario, luego se marchó.

—No le creas, no sabe nada importante.

Me rodeó Sam con su brazo para guiarme al auto.

Suspiré pesado.

—Vayamos a la plaza por un helado, no quiero ver la cara de Dannie, ha de estar en la casa.

En el camino pensé en demasiadas cosas.

—El niño baboso quiso decir que, te cuides del mayor y su gente porque esta noche piensan ir a tu casa para interrogar —Habló Sam, como si supiera que tengo duda sobre lo que dijo Dalio—. Hace rato te dejaron ir pero estás en la mira. Dije que no es de preocupar porque no harán daño.

Le miré amenazante.

—Deja de leer mis pensamientos.

—¿Por qué?

—Es mí espacio personal.

—¿Por qué?

—Porque sí.

—¿Por qué?

—¡Deja de decir ¿por qué?! Estás viendo que pienso cosas y molestas con tus preguntas, me pones más tensa.

Presioné mí mano para intentar calmarme.

—¿Por qué tienes que preocuparte, pequeña? Deja eso, pon a un lado a Dannie, Dalio, las personas, el mayor, a todos —Su tono es tranquilo que me transmite un poco su serenidad—. No te preocupes más por ellos y empieza a ver por ti misma, ya has vivido cosas malas, ahora comienza a creer en que todo lo bueno vendrá, pues vas a ser bendecida por tus deseos cumplidos. Creeme que estoy esforzándome para que estés mejor y así te enamores de la vida.

Nuestro pacto (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora