DIECISEIS

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Hoy es un día especial, nos organizaremos para darle un discurso al pueblo, antes de eso, debemos preparar a los ayudantes, por lo que el ayudante número uno de Sam dará una pequeña explicación de la organización

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Hoy es un día especial, nos organizaremos para darle un discurso al pueblo, antes de eso, debemos preparar a los ayudantes, por lo que el ayudante número uno de Sam dará una pequeña explicación de la organización. 

—Ya puedes hablar, Paimon —Ordenó Sam, en cuanto nadie más faltaba. 

—Los ricos tenían negocios con el mayor anterior, ¿en qué forma se organizaban y manejaban el poder? Bueno aquí va la explicación en concreto. Ellos se encargaron en ser dueños desde la tienda más grande hasta la pequeña, cada fin de mes recolectaban a lo que vendría siendo el cien por cierto, una cantidad de dinero equivalente a trescientos mil millones. Pueden recordar cuando supuestamente morían personas en el hospital o se les mandaban al extranjero por dinero, ya después no se sabían de ellos, en realidad sucedía porque sus órganos eran vendidos en otros países. Por cincuenta habitantes vendidos a dos millones, ganaban algo como ocho cientos mil millones en mínimo cada dos meses; se repartían eso entre diez personas. Para los habitantes les tocaba recibir cinco por ciento de todo y ya el noventa y cinco para el bolsillo de las ratas. Más todavía aquellos que tenían buen físico, se les mandaban a prostituir dejando ganancia de cien mil millones. Después de todo eso, el lugar aquí quedó hecho trizas, las personas están débiles física, emocional y mentalmente, sus bolsos están vacíos, las casas malhechas, algunos lugares públicos oxidados o mal pintados, hay problema de luz y el agua no es potable, por eso hay problema de intoxicación y alergias, los hospitales cuentan con pésimo servicio, las escuelas no tienen lo que se debe emplear, la gasolina y los transportes se encuentran en mal estado, la seguridad de las personas ni se diga —Se detuvo un poco para saber si alguien tenía alguna duda, ni una siquiera, continúo su charla—. El día de hoy los ladrones han hablado con nuestra mayor, para actualizar los dineros, pero como su alteza se negó, aquellos malos tratos han sido quebrados, falta dejarles en claro a los extranjeros y todavía hay que levantar este pueblo. Ahora con el arreglo de todas las calles con buena pavimentación sería un gasto de novecientos millones, la composición de postes con luz sería de doscientos millones, la purificación del agua está en quinientos millones, la mejoría de lugares públicos como parques, farmacia, quiosco entre otros es gasto correspondiente de cuatrocientos millones, para mejor transporte se debería tener unos buenos mecánicos con buena paga, para así ayudar eso sería a mínimo de seiscientos millones, la gasolina se puede bajar y para mejorar el pozo petrolero se gastaría cuatrocientos setenta mil millones. La mejoría educativa lleva cien millones, para que las personas tengan buen empleo se pueden abrir áreas de trabajo públicos que pague nuestro gobierno. Sumando todo lo que le he dicho llega a un total de cuatrocientos setenta y seis billones, seiscientos mil. Y en tema consistente de nuevas leyes, queda a su criterio, su alteza. He cumplido mí trabajo de sacar cuentas en gastos.

Paimon sonrió amable, borró todo lo que hizo en el pizarrón y se sentó en una silla libre que quedó.

Abrí los ojos sorprendida, ¡es tanto dinero que se va a utilizar! Mucho número me causó náuseas, jamás había visto tanta matemática en mí vida. Miré a cada uno de los presentes y quedan viendo como sí esperan algún comentario de mí parte.

Nuestro pacto (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora