Ser pobre, ser humillada y sufrir por un amor, ¿es justo?
¿Cuál sería tu respuesta si un ser sobrenatural te propone un trato?
¿Darías tu amor a cambio de tus deseos?
¿Sin importar que puedas morir?
¿Vas a huir o a confiar?
No, no medites las respue...
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Desperté a las siete de la mañana. Me sentí contenta porque parece ser que por vez primera llegaré temprano a la escuela. Me levanté para ir al baño y así alistarme pero mí teléfono sonó.
Es una llamada de uno de los servidores.
—¿Hola?
—¡Su alteza real! —Escuché del otro lado—. Ya tenemos a su nuevo secretario y él ya tiene los informes del día de ayer. Ya sabe, las notas de las actividades y gastos.
Fruncí el ceño con duda.
—Pero no se dio dinero.
—Sí se pagaron —Respondió al instante—. ¿El señor Haniel no le ha dicho nada?
—¿Decirme qué?
No escuché ni una palabra más ya que detrás de mí Haniel me arrebató el teléfono y colgó.
—¿Qué te pasa, boludo?
—Linda mañana para ti también, bombón —Respondió con tono hostil.
Tiró el teléfono a la cama y salió al balcón golpeándome un poco el hombro con el suyo.
—Ya, en serio, ¿qué mierda te sucede, Haniel?, ¿ahora que te hice?
—Nada.
Me miró incrédulo.
—Ya dime a que se refería número uno.
Soltó aire frustrado.
—Se refiere a que Samael antes de irse al inframundo, dejó pagado todos los materiales que se utilizará para la reparación y renovación de Tabvilla. Así que vete calmando, toma todo con tranquilidad, porque las personas están contentas, te aman por lo que Samael hizo. Tú eres la muñequita que ve las cosas como sí nada. ¿Alguna vez has visto una película, o imaginado a una reina sentada en su trono como sí ya tuviese el mundo en sus manos?, pues puedes sentirte así, Darlyn. Mejor mueve ese pequeño trasero para cambiarte, antes de que en verdad se te haga tarde para ir a la escuela.
Lo miré penosa, su molestia disminuyó, sin duda también se avergonzó por lo que dijo. Se tapó su rostro y desapareció. Que ángel tan extraño. Intenté ignorar todo lo sucedido para así tener un buen inicio de día. Después de quizás unos veinte minutos quedé lista, me vi al espejo. Hice una mueca, en serio necesito cambiar toda prenda vieja y relavada.
—Aunque lleva eso, no deja de deleitar con tanta belleza —Escuché decir detrás de mí.
Me sorprendí al ver a Camael, di un saltito de gusto.
—¡Nuenos días, Camael! —Le dije sonriente.
No pude saber su reacción pues aún está con todos esos trapos negros.
—Buenos días.
Hizo una leve reverencia, jugué un poco con mis labios.