-12-

156 19 1
                                    

¿Acaso Lucy había escuchado bien aquellas palabras? Aunque en primera ¿Realmente fue eso lo que dijo con tanta seriedad? Tuvo que parpadear varias veces para poder quitarse aquella sorpresa de que su compañero estaba pensando con tanta seriedad que incluso sus cejas estaban tan rectas por lo concentrado que se encontraba.

-¿A qué te refieres? -Pregunto Lucy curiosa.- ¿Por qué piensas que Gray será el detonante de todo? No te entiendo

-¿No estás escuchando, Natsu?

No hubo respuesta a esas preguntas.

La maga celestial miro un tanto confundida a su pequeño compañero de pelaje azul que al igual que ella, no lograba comprender que eran aquellas palabras de las que se refería el dragón de fuego, ambos alzaron los hombros y volvieron a fijarse en Natsu. Lo escucharon soltar un pequeño suspiro, cruzar sus brazos a la altura del pecho y mirar a otro lado aunque en sus espaldas, caían aquellas pesadas miradas de sus amigos, el simple recordatorio de lo que paso hace un año, era algo que no quisiera hacerlo pero había decidido cargar con aquella mitad de ese pecado para poder evitar de la manera de lo posible, todo lo que paso en ese día.

En el momento que Natsu Dragneel cierra los ojos, es capaz de recordar todo lo que sucedió el año pasado, era capaz de provocarle pesadillas, de quitarle la respiración, incluso, de causarle aquella furia que por mucho tiempo ha querido aplacar pero era imposible.

Se sintió incapaz de hacerle frente a esos dragones. Fueron superiores a él que simplemente, se quedo pensando ¿De qué le servía la magia mata dragones cuando no puedo hacer algo? Era realmente frustrante porque sintió en ese momento que su nivel mágico estaba muy por debajo de todos ellos, no era lo suficiente fuerte como para querer proteger a sus amigos, a su familia, a su pequeño compañero gatuno y en especial, para poder proteger a Lucy. ¿De qué servía tener magia si no pudo proteger lo que más amaba? Ver con sus propios ojos aquella desesperación que agotaba a la Lucy del Futuro, aquel miedo que provocaba que sus piernas temblasen como aquella desconfianza que era capaz de mostrarles a todos porque no era capaz de confiar en las personas correctas. En Natsu solo le provoco aquella ira, el dolor de ella se convirtió en el suyo.

Sintió aquella fuerte punzada en su pecho al verla llorar desconsolada, la manera en que trataba de hacer todo lo posible para salvarlos, la manera en que se esforzaba pero estaba tan cansada que no se volvería a levantar. Quería cargarla en ese momento, quería consolarla como aquel estúpido Natsu del futuro tuvo que hacer pero al saber que ella fue la única sobreviviente, pudo comprender una cosa más, que al igual que este dragón de fuego en el presente, se encargo de proteger a Lucy, darle una oportunidad para que escapara lo más lejos en lo que él se encargaba de entretener a su contrincante. Fue aquello lo que le quito el aire. Su compañera maga celestial se encargo de estar caminando a solas, sin saber qué rumbo podía tomar.

Pero.

¿Cómo fue que aquella desesperación e ira creció cada vez más?

En el momento de ver como Lucy del futuro se sacrificaba para poder salvar a su Lucy del presente. Ella fue el escudo que la defendió ante aquel ataque que había lanzado Rogue del futuro, aquel ataque que él no pudo detener, había sido demasiado lento, había sido demasiado tarde cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando. Ella se había sacrificado para poder tener aquel futuro tan brillante a su lado pero ver como la misma pedía ver la marca del gremio en el dorso se su Lucy, no aguanto más al saber que le habían quitado lo más importante para ella, una maravillosa escena que guarda con recelo en sus recuerdos, el día en que la maga celestial recibe su sello como miembro oficial del gremio.

Natsu fue consumido por sus propias flamas, fue consumido por aquella desesperación, por aquel dolor que era imposible de controlar en su pecho. Fue consumido por su propio miedo al darse cuenta que ella era la persona más importante para su vida, era ella a quien tanto amaba y que si la perdía, se volvería loco. Aquella ira que creció dentro de él, era lo que incluso, podía llegar asustarle un poco. Aquel aroma de la sangre que se quedo impregnada en lo más profundo de su ser, el aroma de sus lagrimas, aquella cansada sonrisa que le dedico al final como aquellos ojos chocolate que solo le agradecía por estar siempre a su lado, solo se quedo observando, sin poder hacer algo más. No pudo soportarlo más y fue que con todas sus fuerzas, volvería hacer lo mismo. Protegería a Lucy, le daría la oportunidad de escapar mientras se encargaba de ese Rogue, aunque hubiera muerto en el proceso, no le importaba porque para él, lo más importante se encontraba con ella, saber que se encontraba en un lugar seguro, era más que suficiente.

ProtegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora