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¿Cómo es que empezaría esta historia?

Quizá desde el momento que toda aquella guerra se acabo en alguna que otra tragedia, en alguna que otra despedida y el dolor de sus corazones era demasiado fuerte que era imposible detener aquellas amargas lágrimas, aquellos suplicas o aquellas pesadillas que son capaces de vivir constantemente. Donde el gremio se disolvió y cada quien se encargo de tomar su camino para poder ser más fuerte, para enfrentar a todo enemigo que se encontrarían en su futuro, con el deseo de proteger aquellos que tanto aman. Y donde un mago de fuego junto con su fiel compañero y amigo felino, empezarían su travesía pensando que las cosas en Magnolia, estarían tranquilas sin saber aquello que sucedió a penas al día siguiente que se fue.

Caminaban sin rumbo, sin siquiera saber a donde sería el lugar indicado para poder descansar y entrenar, que monstruos serían aquellos con los que se enfrentarían o que deliciosas bestias se encargaría de freír para poder tener una deliciosa cena para antes de dormir y al día siguiente, levantarse una vez más para poder avanzar a la siguiente aventura. Golpeando alguno que otro tronco de árbol, ayudando a los indefensos frente aquellas horribles personas que son capaces de encontrarse en su camino, como si de un superhéroe se tratase pero no, simplemente era Natsu Dragneel.

Solo vagaban por aquellos lugares en busca de algo ¿De qué? Ni siquiera ellos sabían, solo se encargaban de caminar.

Pero había algo más que contar en esta historia, uno de los principales motivos por él que Natsu siempre miraba con atención aquel cielo nocturno, aquellas estrellas que eran capaces de brillar con mucha más intensidad y de las que no podía evitar suspirar al sentir aquel dolor de su corazón. Porque aun en sus entrenamientos no dejaba de pensar en ella, en aquella maga de espíritus celestiales que se encargo de robarse algo más de él y que estaba en aquel futuro que Igneel le hablo. Le había dolido mucho en dejarla sola, sabía que en el momento que regresaran, la rubia se encargaría de patearlo e invocar a sus espíritus para que estos hicieran lo mismo pero si él quería proteger tanto a ella como a su familia no tenia de otra aun cuando le había prometido que nunca la dejaría sola, por esta ocasión, se encargaría de romper aquella promesa.

Aunque su huida más bien sonó como algo cobarde, sabía que al momento de regresar, tenía que remediar las cosas.

-Voy a ser más fuerte Lucy, te lo prometo

Pero nunca se imagino que en ese viaje se encontraría con una persona muy importante para él. En el momento que sus ojos se encontraron, aunque era mejor decir que había sido aquel fino olfato que lo caracterizaba, no pudo evitar alegrarse, no pudo evitar saltar contento ante su encuentro. Era la primera cara familiar que habían visto después de mucho tiempo.

-¡Gildarts! -Gritaba Natsu bastante contento de encontrarlo.

-¡Natsu y Happy! -El mago más fuerte de Fairy Tail brincaba contento al ver a uno de sus discípulos en aquel largo viaje que estaba haciendo por todo el continente.

Porque para Natsu, él era más que un amigo, era más como una figura paterna que siempre lo cobijo ante sus enseñanzas y de vez en cuando, se encargaba de darle su merecido cuando hacia algo estúpido en el gremio, claro aparte de Igneel como Makarov y Erza. Gildarts era muy importante para su vida que cualquier opinión, cualquier apoyo que este le brindaba, siempre estaría agradecido con el mismo. Por eso, aquellos días que pasaron en compañía del otro, fue más que suficiente para poder ponerse al corriente de todas las cosas que pasaron ante la ausencia del mago más fuerte en el gremio.

-Y luego... -Hablaba Natsu bastante contento mientras comía.

-Que interesante... -Gildarts soltaba alguna que otra carcajada.

Así fueron unos cuantos días donde en las noches se la pasaban conversando y soltando una buena carcajada y en los días podían entrenar un poco, medir aquellas fuerzas y poder mágico que Gildarts, no pudo evitar sorprenderse ante la fuerza que le estaba mostrando el mago de fuego, en el momento que lo vio, se dio cuenta que el futuro estaría en buenas manos. Aunque hubo algo más en lo que se dio cuenta, aunque se hiciera de noche y Happy estuviera dormido mientras soñaba con sus amados peces como con su amada Charle, era Natsu el que siempre se quedaba despierto y prefería alejarse para estar un rato solo, no dejaba de mirar al cielo, en especial a aquellas estrellas que se encargarían de proteger a su amada.

-Aunque no esté cerca de ella se que ustedes la protegerán -Mencionaba un tanto nostálgico aunque también, un tanto adolorido.- Sé que en este mismo momento ella está mirando lo mismo que yo

Natsu creía que nadie lo veía pero estaba muy equivocado. Gildarts lo encontró en aquella ocasión, aunque se pasaron algunos minutos en silencio pero al final, es que se arriesgo para hablar con él.

-Natsu, a mi no me puedes engañar –Hablaba de manera paternal y bastante tranquilo.- Se que algo te preocupa, sabes que me lo puedes contar

-Bueno... -Dudo un poco.- Yo... -Soltó un gran suspiro.- En verdad, se trata de alguien y de lo que paso hace poco...

-Cuéntamelo muchacho...

Porque él quería un consejo paternal de la estupidez que había provocado. Porque él quería aquella ayuda cuando se involucraban sus sentimientos que desde hace tiempo desconocía pero que ahora, le eran bastante difícil el poder expresarlos. Porque quería desahogarse de todo lo que había pasado con su padre y lo que tuvo que dejar atrás para poder protegerlos a todos pero en especial a ella.

-Ya veo -Gildarts escucho aquellas palabras que solo provocaron un gran golpe en su pecho, se sentía tan mal por no haber estado en ese momento a su lado.- Sé que ha sido duro, no solamente para ti, si no para los que te rodean, ni siquiera me atrevo a imaginar por la situación que está pasando el gremio -Soltó una risa cansada, como si en ese momento estuviera pensando en Cana.- En especial con aquella chica rubia con tú Lucy, sé que soy el hombre menos indicado para ayudarte pero sé que podremos hacer algo, se que podrás hacer algo para remediarlo, siempre encuentras una forma de hacerlo

Entendió que a partir de ese entonces y desde que Gildarts le sonrió al mismo tiempo que le daba alguna que otra palmada en su espalda para que fueran a descansar, descubrió que de ahora en adelante nada sería fácil a menos de que se esfuerce para poder conseguir lo que tanto desea, no solo por su entrenamiento que iba a ser más duro de lo normal y con algunos consejos de Gildarts más, si no por aquello que dejo atrás.

-Muchas gracias Gildarts

-De nada muchacho, ya sabes que si tienes algún problema no te lo guardes y compártelo

-Lo sé, gracias

Aun había cosas que por más que quisiera hablar no se podían contar por el momento. Aunque eso ya seria después, sería para otra situación.

Cuando amaneció tanto como Gildarts como Natsu y Happy tomaron caminos diferentes, cada quien tomo sus cosas en sus hombros y se despidieron al sentirse más felices y tranquilos de volverse a ver, había cosas que aun debían hacer, caminos que aun deben recorrer, entrenamientos que hacer pero eso no impidió para que se despidieran y prometieran volver a encontrarse en algún punto de su travesía. Fue así que empezaron a caminar, empezaron alejarse cuando algo no cuadraba. Gildarts fue el primero en darse cuenta y correr para evitar lo peor.

-¡Joder, Natsu! -Se encontró con el mago de fuego que no podía con aquel sonrojo en sus mejillas al ver que aquello, efectivo, no era su bolsa.- ¡Te llevaste mis revistas!

-¡Eres un asco viejo! -Se quejaba el mago de fuego, intentando olvidar aquellas imágenes mientras se agarraba a golpes con el mago más fuerte.- ¡Como se te ocurre cargar con esto!

Bueno, esto ya será una historia para otra ocasión.

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