Proteger

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¿Qué pasa cuando dos asesinos de dragones se encuentran mareados e imposibilitados de pelear?

Confiar en Erza y probablemente en Mest para ayudarlos a teletransportarse para perder al enemigo que los está siguiendo en ese momento. Quizá esa era una buena solución para todos los problemas, no había nada que un buen golpe de la maga de armadura pudiera arreglar.

Pero.

¿Qué pasa cuando la maga de armadura y su compañero se encuentran de la misma manera?

Quizá, lo mejor de ese momento, era confiar en Gray y Lucy.

En el momento que se subieron aquel transporte, el maestro Makarov inmediatamente descarto a Natsu y Wendy, siendo dos asesinos de dragones que se mareaban en un transporte, no iban a ser de gran ayuda en aquella pequeña guerra que se había creado en su huida. Pensó que Erza podía tener un plan pero al ver que era ella quien conducía el transporte que robaba un poco de su poder mágico, la descarto al mismo tiempo que vio a Mest que trataba de recuperar un poco de su magia después de haber sido utilizada por mucho tiempo, quizá sería útil pero en el momento en que se encontrara recuperado. No era que el maestro no confiara en las dos únicas personas que quedaron libres, claro que confiaba plenamente en el poder de Gray y Lucy, sabía que podía confiar en ellos dos pero siendo sincero, nunca llego a imaginar que el poder de estos dos sería demasiado alto a como los conoció hace un año.

La forma en la que no dudaron en distraer un poco a Ajeel mientras pensaban en otro plan de huida, fue algo de lo que el anciano no pudo opinar porque estos ya no se encontraban a su lado para impedírselos. Ver como subían al techo del carro manejado por Erza y prácticamente, poner en práctica todo lo que entrenaron en ese año que no se vieron. Demostrar hasta donde había sido capaz de llegar su magia y su fuerza.

En ese momento, Makarov pensó ¿Realmente las personas pueden cambiar después de un año?

Ver a Gray con unas extrañas marcas negras en su cuerpo y que era capaz de congelar todo a su paso como ver a Lucy utilizar su magia celestial de otra forma, como si se tratase de la magia de armadura de Erza pero en lugar de eso, era el poder de los espíritus que la misma podía tomar aunque estos no fueran invocados, fue lo que más le sorprendió pero que al mismo tiempo, no pudo evitar sentirse como un padre orgulloso. Ver a sus niños que no se quedaron de brazos cruzados después de la disolución del gremio y que todo ese tiempo, decidieron hacer algo para proteger a su familia, era algo de lo que realmente se le hizo un nudo en la garganta como disimuladas lagrimas eran capaces de salir de sus propios ojos. Aunque para él siempre serían aquellos niños que ha ayudado a lo largo de su vida, en ese momento pudo jurar ver a un par de adultos que se esforzarían por todos.

Aunque siendo sinceros, ese no era el momento para aquel momento tan nostálgico. Makarov lo sabía así que simplemente dejo todo tipo de sentimentalismo atrás para poder enfocarse en el peligro que se enfrentarían, después, podría regañar a sus hijos por ser aquellos estúpidos muchachos que se lanzan al peligro sin siquiera pensar en las consecuencias de ello pero tenía que asegurarse de no ser tan duro con los mismos, realmente se estaban esforzando en su pelea para poder salir vivos de ese lugar.

De por sí, había sido un gran riesgo el ir a ese lugar para enterarse que Zeref era el emperador de ese reino, ahora, estaban huyendo como si de criminales se tratasen aun cuando hace algunos minutos, estuvo a punto de morir en manos de aquel mago oscuro y entregarle su cuerpo a Natsu ¿Con que propósito hacia eso? No lo sabía pero quizá, se debía a la impulsividad del mago de fuego a lanzarse contra los enemigos aun cuando no tiene la oportunidad de ganar pero había algo más detrás de ello, de alguna manera, podía sentirlo, en lo más profundo de su ser, sabía que algo más se ocultaba ¿Qué fue lo que hasta hace algunos instantes le había dicho el mago oscuro? Era imposible recordar cuando era la misma adrenalina la que corría por sus venas y le hacía sentir un tanto impaciente, solo esperaba que toda esa situación disminuyera un poco para poder recordar aquellas palabras que sin duda, serían capaces de cambiar el destino.