Proteger

-11-

Esa mañana, Lucy podía sentir el aire frio golpeando su rostro que decidió esconderse detrás de la espalda de Natsu para evitar enfriarse más, sintiendo inmediatamente como la temperatura de su compañero, incrementaba y ella no pudo evitar soltar un pequeño suspiro. Sus brazos envolvieron con un poco más de fuerza la cintura del mago de fuego que se encargaba de dirigir aquella bestia que los llevaría a su destino. Podía ver las alas blancas de Happy que volaba al lado de ellos. Podía sentir como miles de pensamientos aparecían en su cabeza pero no sabía que decir en momentos como ese, simplemente se encargaba de cerrar un poco los ojos mientras dejaba escapar cada uno de aquellos suspiros. De alguna manera, sabía que había arruinado las cosas por decirle eso a su compañero de fuego, la razón por la que este se marcho, sentía que era algo más que un simple entrenamiento, lo podía sentir muy dentro de ella pero no quería preguntarle, lo que menos quería en ese momento, era alejarlo de su lado.

Un suspiro más salió de ella. Nunca llego a imaginarse que las cosas podrían ser más complicadas a partir de ese momento, ni siquiera estaba preparada para eso.

Aunque ahora que veía a su compañero de fuego, no dudo en pensar que este no estaba mareado aunque quizá resulta lo que pasa de Happy, no era un transporte, es un amigo. Las cosas eran demasiado complicadas que hasta su cabeza empezaba a doler.

Natsu no pudo evitar voltear un poco a sus espaldas en el momento que volvió a sentir como era abrazado con mucha más fuerza. Podía imaginar el porqué Lucy se sentía de esa manera, un tanto triste que ni siquiera esa mañana se habían dirigido la palabra. Cada uno había hecho guardia en la noche para poder curar a Juvia, no podían dejarle todo el trabajo y el agotamiento mágico a Wendy, así que cada uno se encargaba a su modo, incluso se encargaban de cuidar la caballa en caso de las criaturas que podían estar cerca aunque siendo sinceros ¿A quién le gustaría estar bajo una poderosa lluvia? Claro, solo ellos. Era un silencio tan incomodo que se formo en ellos que en el momento que se despidieron de las chicas, ellos simplemente caminaron para poder encontrar aquella bestia que los llevaría a su destino. El mago de fuego se mordió sus labios para decir algo en ese momento, sentía que podía decir de más que podría arruinar lo que en esos días habían arreglado.

Pero no podía estar toda la vida siendo indiferente.

-Lucy

-¿Natsu? -Lucy hablo sorprendida en el momento que su compañero le llamo aunque nunca imagino que este mismo se daría vuelta en su mismo lugar para poder mirarse a los ojos, situación que puso incomoda a la maga celestial, no solo por la cercanía, si no porque nadie estaba guiando a la bestia.- ¡Fíjate adelante, idiota!

-Hay algo importante que te debo decir

-¡Ya lo harás después! ¡Solo fíjate en el maldito camino o vamos a chocar!

-Quiero que creas en mi -Fueron aquellas palabras que susurro y que inmediatamente, tomo de las manos a su compañera.- Quiero que confíes en Gray, te aseguro que voy a traer a ese idiota de regreso a casa, te juro que voy hacer todo lo posible por traer a todos

-¡Ya lo sé! -Grito asustada.- ¡Confió en ti, así que por favor, sigue volteando al frente!

-Por favor Lucy, confía en mí, no dejes de hacerlo -Murmuro con cierto dolor en su voz.- Aunque no te pueda decir lo que está sucediendo pero por favor, no dejes de confiar en mí

Fue aquel pequeño susurro que Lucy saco. Sintiendo su corazón golpear su pecho como sus mejillas levemente calientes. ¿Por qué eran estas palabras? No lo sabía pero sintió aquel pequeño calorcito de la confianza escalar por todo su cuerpo, mirar con atención aquellos ojos jade que le miraban con intensidad, que impedía que sus ojos se separaran de los de él. Sintiendo sus manos fuertemente enlazadas.