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Fue a partir de esa noche que algo había cambiado en Natsu, algo que le impedía seguir con su vida normal, con su vida ordinaria de un humano y eran aquellos recuerdos que cada noche se amontonaban en su cabeza y seguía dudando sobre él, sobre su mismo origen. El terror, el miedo y la inseguridad seguían reinando en su cuerpo que era imposible dejar de temblar y llorar por tantas cosas que le estaban pasando, había noches en las que se la pasaba en vela, hasta cierto punto, dejo de confiar hasta en su misma sombra, desconfiando de su alrededor que varias veces se ponía a patrullar, escuchando cualquier mínimo movimiento y solo sintiendo que en cualquier momento, se convertiría en un loco paranoico. Muchas de esas ocasiones, corría lo más lejos que se le podía permitir y empezaba a gritar, sin importar que asustara a los pequeños animalitos que se encontrasen dormidos, era preferible para él el sacar aquellos gritos, sentía que en algún momento, caería y no se podía permitir aquello.

¿En realidad creyó que las cosas terminarían de esa manera?

Se dio cuenta que aquellos miedos, aquellos malos pensamientos, no eran los únicos que estaban creciendo, también lo estaba haciendo la magia de su interior, la cual crecía de manera sorprendente que hasta en algunas ocasiones, era difícil el poder controlar sus flamas que por poco y quema el bosque entero. Todo se volvió difícil a partir de ese momento, incluso podía sentir que era algo que quemaba su interior, sentía como si una llama se hubiera quedado en su pecho y esta provocaba que quemara su pecho, que se sintiera mal en algunas ocasiones pero que no era capaz de mostrarlo, lo que menos quería, era preocupar a su compañero. No quería que alguien más viera aquello.

Happy, en más de una ocasión se había dado cuenta y que por el mismo motivo, no dejaba de sorprenderse y alabar a Natsu de que todo el entrenamiento como el esfuerzo que estaba haciendo, realmente estaba valiendo la pena. Podía sentir sus bigotes temblar un poco por aquella fuerza y magia bruta que empezaba a nacer de su compañero de magia de fuego y en lugar de tener miedo, solo estaba a su lado como siempre.

-¡Tu magia se ha incrementado más de lo que habíamos pensado! -Gritaba contento el pequeño gato.- ¡Realmente debemos agradecerle a Gildarts por los valiosos consejos! ¿Crees que ahora si puedas llegar a derrotar al monstruo de Erza o a Laxus?

-No estaría mal para intentarlo –Comento un nervioso Natsu. Soltó un pequeño suspiro y las flamas de sus manos.- Me siento más fuerte Happy -Sonrió a su pequeño compañero.- Y tú también vas bien con tu entrenamiento -Soltó una carcajada.- Veo que el entrenamiento para evitar comer muchos peces está funcionando, espero que así siga cuando estemos en batalla

-¡Aye! -Happy alzo su pequeña patita.- Ahora si Charle se va a fijar en mí, como esperamos que Lucy se fije en ti, te gusta -Enrollo su lengua como normalmente hace cuando dice esa palabra.

-Eso espero compañero, eso espero

Era una pena que no le podía decir la verdad a su compañero de viejo, aun cuando llevaban bastante tiempo juntos, era una total desgracia que prefería quedarse en silencio en lugar de decir que en realidad, el incremento de su fuerza como de su poder mágico, se trataba por obras de su hermano mayor, aunque claro, ni siquiera era capaz de mencionar sobre aquellas memorias que logro recordar unas noches pasadas y darse cuenta que el destino tenía algo más preparado después de saber del lazo que lo unía a él junto con Zeref. Movió su cabeza de un lado a otro, no tenía porque pensar en ello, era mejor esforzarse para evitar que las llamas se salieran de control, tenía que controlarlas, tenía que hacer todo lo posible para no dañar a los que estaban a su alrededor.

Mientras se movía de un lado a otro por el bosque para poder calentar sus músculos, no pudo evitar pensar en que era. Sabía que en su interior, se movía el poder de un demonio, aunque originalmente se le conocía como el nombre de Etherious, combinado con el poder de un dragón, otorgado por Igneel. Simplemente crecía en su interior que seguía pensando que en realidad, no era un humano como todo ese tiempo creyó pensar. Era un objeto, una cosa que solo fue creada y que por azares del destino, se encontraba en aquella difícil decisión. Soltó un pesado mientras su rostro mostraba aquella decepción, sin darse cuenta que su compañero gatuno, había visto aquello.

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