51 - Encajando a la perfección 🔥🔥🔥

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No podían dejarse llevar, no podrían dejarse llevar ni lo más mínimo en público. No sabían quién podía estar observando. Sólo deberían contenerse durante un tiempo. Tenían toda una vida por delante para mostrar su amor en público y gritar a los cuatro vientos cuanto se amaban. Pero esos meses iban a ser difíciles, las dos lo sabían y lo aceptaban.

Las chispas saltaban entre ellas, así que decidieron que lo mejor era subir por separado a la habitación. Luisita subiría primero y Amelia la seguiría unos minutos después.

La joven emprendió el camino de vuelta a su habitación, tras dejarle un húmedo beso en la mejilla a su morena, quien tuvo que apartar la vista de aquellas caderas que se contoneaban alejándose de la sala. Estaba siendo demasiado obvia. Querían disimular, pero su mirada la delataba. Debería tener más cuidado si no quería tener problemas serios. Nunca se había dejado llevar de aquella manera. Pero es que sentía como la rubia le había echado el lazo, un lazo que se había enredado por su cuerpo y su alma y tiraba de ella con toda suavidad pero con mucha firmeza, tiraba para traerla, para hacer que la siguiera por aquellas escaleras que las llevarían a un lugar privado donde dar rienda suelta a todas sus necesidades. Aún no sabe cómo lo consiguió, pero logró cerrar los ojos y girar la cabeza, para cortar aquel hermoso lazo que tanto anhelaba que la consumiera.

La actriz acabó su copa, pidió otra y la bebió rápidamente, sin degustarla, sin siquiera sentir su sabor, sólo sintiendo el ardor que bajaba por su garganta y se acomodaba en su estómago, ayudando a deshacer el nudo que llevaba toda la su vida ahí instalado.

Amelia estaba bastante acostumbrada beber, estaba bastante acostumbrada a necesitar beber para sobrellevar su vida. No quería beber demasiado delante de Luisita, no quería que se llevara una impresión equivocada de ella. Había llegado el momento en que Amelia ya bebía por costumbre, ahora no era por necesidad. Así que en aquellos últimos días, desde que conoció a la rubia, su ingesta de alcohol se había visto reducida drásticamente. Pero después de todos los sentimientos que le provocaban los hechos acontecidos estos últimos días, el descubrir que un detective las estaba siguiendo, los nervios por conocer lo que se ocultaba tras cada curva que estaba por venir y la emoción de saber cómo iba a ser su nueva vida, hacían que, al menos una copa más, fuera necesaria en el cuerpo de Amelia para enfrentarse a todas aquellas emociones.

La actriz entró a la habitación abriendo la puerta con su propia la tarjeta, esperando que Luisita se abalanzara sobre ella en el mismo momento en que traspasara el umbral y empezará a darle órdenes, unas órdenes que ella estaba impaciente por acatar. Pero no fue así, todo estaba en silencio, todo estaba oscuro. Al intentar encender la luz, no lo consiguió. Pensó que la rubia no habría puesto la tarjeta para activarla, pero su intento de ponerla fue en vano. Luisita había bloqueado la ranura de entrada. Parecía que esa noche su novia no quería que entrara más luz en la habitación que la que reflejaba la luna través de la ventana.

-Ven a la cama. -Oyó la voz de Luisita en un susurro.

Amelia se quitó los zapatos y se dirigió hacia la cama, pero justo antes de llegar, Luisita se levantó del lecho para recibirla con un sueñe beso en los labios. Cogió sus manos con mucha ternura y la invitó a sentarse al borde de aquella enorme cama.

-No te muevas, por favor. Quédate sentada un momento aquí mismo.

Luisita se colocó de rodillas justo detrás de Amelia, acariciando su cuello y sus hombros con sus manos, iniciando un suave masaje que empezaba a transportar a la morena a la nube donde pasaría las siguientes horas junto a su amada.

Carol, una historia Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora