10 - Ser Valiente 

1.5K 100 12
                                    

Luisita necesitaba saber si para Amelia aquel beso que habían permitido darse, que se habían regalado, había significado lo mismo que para ella. Pero fue incapaz de preguntárselo a la morena.

Tenía mucho miedo y el medio siempre le daba vértigo y el vértigo la ponía muy mala, así que hizo lo peor que podía hacer: no contestó al mensaje de súplica de Amelia y apago su móvil. Se echó en la cama bocabajo, llorando como una niña pequeña. Así estuvo no sabe cuánto rato hasta que se quedó dormida.

Cuando despertó no sabía si lo que había ocurrido la noche anterior había sido un sueño o una increíble realidad, no tenía noción del tiempo transcurrido y ni si realmente estaba en su propio apartamento. Todo le daba vueltas, estaba muy confundida y el vértigo no ayudaba.

Eran las 4 de la tarde, ¿cómo pudo haber dormido tanto? Realmente lo necesitaba, necesitaba poner en pausa la cabeza que tantas vueltas le daba. Se preparó la comida, pero finalmente sólo tomó una taza de té de manzanilla. Ya no era sólo la cabeza, el estómago también le daba vueltas.

No se podía decir que Luisita tuviera muchos amigos. Las pocas amistades que frecuentaba las había conocido a través de Pablo. Y estaba claro que una vez lo dejara no iba a seguir manteniendo el contacto con ellos.

Marina era su mejor amiga, su única amiga, la única que había conocido por sí misma, también era su mejor vecina. Hacía días que no hablaban, así que decidió bajar el tramo de escaleras que las separaba, picar a su puerta y descubrir qué novedades tenía que contarle.

Se habían conocido cuando Luisita acababa de llegar a Madrid, en un curso de guiones para series de ficción. Aunque la rubia siempre tuvo claro que quería ser dramaturga, le llamaba mucho la atención todo el mundo de las series que tan de moda está hoy en día. Al principio habían compartido apartamento, pero cuando Marina empezó a salir con Fede necesitó un poco más de intimidad. Al quedar un apartamento libre en el mismo edificio, decidió alquilarlo ya que estaría justamente en el piso de abajo. Así no le echaría tanto de menos y podrían seguir viendo su telenovela favorita todas las tardes "Te Amaré Por  Siempre Jamás".

-¡Pero qué alegría verte, Luisita! ¿Cómo estás? Perdona, pasa, pasa, que seguro que tenemos muchas cosas que contarnos.

-¡Hola! Yo también me alegro mucho de verte. Siento no haber podido quedar contigo últimamente. He estado muy liada. Sí que tenemos cosas que contarnos.

-Por tu tono sospecho que hay algo en concreto de lo que quieres hablar, ¿es así?

-Pues no te equivocas.

-Quiero hablar contigo de "cosas" ya que eres tan experimentada de la vida... -empezó a decir la rubia.

-Calla, calla, Luisita... yo sólo soy una persona que se deja llevar por sus emociones y sus sentimientos y que nunca le cierra la puerta a nada. -Marina la cortó.

-Bueno, bueno, lo que digas... Que si tienes un ratito me vendría muy bien hablar contigo.

-¿Te parece que para algo así nos bajemos al Kings? Es que la atmósfera acompañará más a esa historia misteriosa que me quieres contar. Así de paso saludo a mi amiga María que hace días que no coincido con ella.

-¡Caramba, Marina! Siempre tienes una excusa para bajarte al King's. Pues vámonos ya que no tengo toda la noche. Hoy me he despertado muy tarde y no quiero que vuelva repetirse.

El king's es un lugar de reunión, un lugar para los amigos, un lugar para tomar una copa con la persona que te gusta, un lugar para sentirte a gusto, dónde disfrutar de buena música de artistas desconocidos que agradecen que te acerques a hablar con ellos y de paso felicitarlos. Un lugar moderno pero familiar, un lugar perfecto para sincerarme con mi amiga. Incluso podría ser un lugar perfecto para conocer al amor de tu vida, aunque ese no fuera mi caso.

Entramos en el King's y afortunadamente nuestra mesa favorita, la que está encima del escenario con los dos sofás esos tan cómodos, estaba disponible. Enseguida vino María a tomarnos nota aprovechando para darle un achuchón a Marina ya que hacía días que no la veía. Yo hacía poco que había estado allí con los amigos de Pablo, pero igualmente nos saludamos con mucho cariño. Esa chica siempre me había caído bien.

-!Ay,Luisita! ¿A qué vienen esas chispas en los ojos? ¿Acaso te nos has enamorado? Porque ya sería hora de que dejarás al soso de Pavo... Perdón de Pablo, perdón, perdón no he dicho nada... -dijo María con sorna.

María tomó nota de las bebidas y en 20 segundos estaba de vuelta con aquellas sombrillitas puestas en las copas de vino como a las chicas les gustaba.

Luisita no solía beber, de hecho sólo le gustaba el vino a parte de aquel Martini seco que Amelia le había hecho probar y tanto le había gustado

Le gustaba todo tipo de vino. No era una entendidada en la materia, ella sólo entendía que estaba bueno y la hacía sentir bien. Y que si la copa llevaba una sombrillita quedaba más bonita.

-¿Me vas a contar de una vez lo que te pasa? Mira que si María se ha enterado antes que yo por vértelo en la mirada, me voy a enfadar y lo sabes.

-No te enfades por favor, sabes que María lo sabe todo de la gente sólo mirándola a los ojos.

-¿Quién es él? Porque te aseguro que tú no estás así por Pablo. Nadie puede estar así por alguien como Pavo, digo Pablo. Perdona, es que Pablo es muy pavo. -dijo Marina sin poder parar de reír.

-Amelia.

-¿Amelia? ¿Qué Amelia? ¿Quién es Amelia? ¿La conozco?

-Sí, la conoces. Pero no en persona. De hecho la conoces bajo otro nombre. Carol, la gran Carol. La única sobre los escenarios.

-¿Y eso es una novedad? ¿Y quién no se ha enamorado de esa mujer al menos un poquito?

-No me estás entendiendo.

-No te estás explicando.

-Estoy perdidamente enamorada de la mujer más maravillosa de este mundo. - dijo Luisita con un cigarrillo en una mano apunto de encender y otro en la otra mano apunto de acabarse.

-¿Pero qué ha pasado exactamente entre vosotras?

-Hablamos, bailamos bajo la luz de la luna y nos besamos hasta que su marido llamó insistentemente al móvil.

-¿Qué piensas hacer ahora?

-Ser valiente. No hay otra opción.

Carol, una historia Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora