61 - Libre para Amar (Parte II) 🏳️‍🌈

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Si aquella tarde de diciembre Luisita Gómez y Amelia Ledesma no se hubieran conocido en los almacenes Rivas, si Luisita no hubiera atendido a Amelia o Amelia no hubiera sentido que sus Navidades serían más fáciles con la atención de una dependienta, el destino hubiera obrado su magia en la noche de hoy y hubiera juntado por primera vez a aquellas dos almas en esta vida. Pero el destino es caprichoso y puso a las chicas en el mismo punto del camino hace ya más de dos semanas, porque vivir juntas muy intensamente esos días era algo imprescindible para forjar lo que ahora había entre ellas, para que fueran capaces de darse cuenta que uno debe ser libre para todo en la vida pero, sobretodo, uno debe ser libre para amar. Y esa búsqueda de la libertad llevó a Luisita y a Amelia a saltar del acantilado que eran sus incompletas vidas, de ese acantilado tan alto y que da tanto miedo del que se debe saltar para dejar atrás todo el lastre que no nos permite ser libres.

El sabio destino ya estaba organizando la vida de la joven actriz muchos años antes de poner a Luisita en su camino. Amelia no era feliz, nunca lo había sido. Tampoco había sido libre. Pensó que con Hugo ganaría un poco de libertad al poder escapar de casa de sus padres, pero Amelia tomó una mala determinación al casarse con él. La parte buena de esa decisión, es que ese derrotero en la que el destino la había puesto, la llevó a lo que más luz aportaría su vida, más aún que las candilejas del teatro, casi tanta luz como la que llegaría a aportarle Luisita, esa luz que la alumbraba y la guiaba que era su hija Catalina. Y por ella, por esa preciosa niñita tan parecida físicamente a su madre, Amelia Ledesma o la gran Carol reina de los escenarios, se encontraba aquella tarde en los almacenes Rivas buscando la ayuda de aquella joven dependienta para encontrar el regalo perfecto para su adorada pequeña.

Sus almas estaban ansiosas por encontrarse, así que al destino le fue muy fácil hacer su magia.

En la noche de este día pasarían muchas cosas, esta noche se cruzarían caminos y el destino jugaría a ser de nuevo el destino. Pero de momento, una conversación a mediodía pone en marcha esta jornada llena de comienzos y oportunidades.

Y hablando del destino, Carlos De La Vega, todo un caballero, todo un seductor, todo un hombre con principios, había caído completamente enamorado de aquella preciosa rubia que parecía deberle la vida a su novio Pablo. Le pareció una joven tímida, una joven que derrochaba potencial, quién necesitaba deshacerse de su abrumadora timidez para aprovechar sus capacidades al máximo. Él podía tenderle una mano.

Ya que la chica tenía pareja y no podía optar a nada más que una amistad con ella, decidió ayudar a aquella prometedora joven a recorrer un camino que, a veces por sí solo, puede resultar un poco empedrado. Nunca tuvo una oportunidad real con ella y el destino lo sabía, pero decidió cruzarlos para que pudieran ayudarse entre sí en distintos aspectos de su vida. Luisita le presentaría al amor de su vida, pero esto es algo que no acontecerá hasta esta noche.

De momento Carlos iba a estar pendiente de que aquella chica, quien con su relato había demostrado con creces su valentía, consiguiera una oportunidad que la llevara a ser merecedora de otra más importante, y así sucesivamente hasta alcanzar lo que ella considerara el éxito de en su carrera profesional. También creería en ella, ya no serían sólo Amelia y Marina las que confiarán totalmente en las posibilidades de la rubia, también el joven caballero sabía todo el potencial que aquella cándida alma escondía.

Poco a poco se irían sumando más y más seres a la estela que Luisita iría dejando tras de sí en su ascenso directo hacia sus sueños.  El brillo de esta nueva estrella se irá incrementando día a día, aprovechando oportunidad tras oportunidad, amando y respetando a las personas y, sobretodo, manteniendo su autenticidad, su encanto que la hace única, aquella chispa que se coló en el corazón de Amelia nada más verla y que la enamoró perdidamente. La luz de Luisita.

Carol, una historia Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora