39 -Almas viejas (parte I)

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Luisita intentaba disfrutar del momento, de la maravillosa cena, del espectacular vino y de la inigualable compañía. De la música en directo, de las luces y del ambiente de aquella noche de ensueño que no había hecho más que empezar.

Pero la joven no podía dejar de pensar en aquel sitio tan especial al que Amelia la iba a llevar después de cenar, y en cómo sería la ruta tan singular por la cual iban a llegar. Pero menos aún se podía quitar de la cabeza lo que la morena acababa de decirle: "te voy a enseñar lo que es un beso de verdad". ¿A qué se refería con eso? ¿Acaso ellas no se besaban ya de la mejor manera en que dos personas pueden besarse?

Luisita nunca se consideró una gran besadora, tenía poca experiencia y poca confianza en la manera de besar de las personas con las que había estado. No descubrió lo que era un beso de verdad, hasta que besó a Amelia. ¿Acaso habría algo más por descubrir sobre los besos y lo que te pueden llegar a hacer sentir? No podía aguantar a descubrirlo.

Todas esas preguntas y emociones, hacían que la rubia no pudiera apartar sus ojos de los labios de Amelia. La actriz lo notaba, la ignoraba porque le encantaba. Hacía ver que no se daba cuenta para que Luisita no dejara de hacerlo. Estaba disfrutando de aquella mirada más que de las miradas de su público cuando se subía al escenario. Pero llegó un momento en el que Amelia no pudo más y rompió aquel exquisito silencio.

-Dime, ¿qué estás mirando con tanta intensidad?

-Miro tu sonrisa, me tiene enamorada.

-¿Sólo estás enamorada de mi sonrisa? -preguntó Amelia en tono juguetón y alzando su ceja de forma seductora.

-Vale, también me tiene enamorada la forma en que levantas la ceja. Más que enamorada... ya sabes lo que provoca en mí. Perdona si te he incomodado, no puedo apartar los ojos de tus labios desde que me has hablado del beso. Ansío besarte.

-Sonreír con el corazón roto también cansa, y yo lo hecho durante muchos años. Esta sonrisa, esta que estás viendo en estos momentos, es mi verdadera sonrisa, la que luce porque estoy a tu lado, la que se esboza sin el corazón roto, la que es sincera, la que no te cansas de llevar puesta todo el día. Esta sonrisa es la que, sin darte cuenta, te sale del corazón. En mi corazón sólo estás tú, así que esta sonrisa es totalmente culpa tuya. Creo justo que puedas besarla cuando quieras, es tuya.

-Sé que este no es el lugar más adecuado para besarte, podré esperar un poquito más. A ese paseo que vamos a dar después de la cena. A veces no entiendo el poco autocontrol que tengo sobre mí misma y esas ganas inaguantables de unir mis labios a los tuyos. Nunca antes había sentido nada parecido y nunca pensé que un deseo así pudiera llegar a existir.

-Los besos nos hacen conectar entre nosotras y, tanto los besos románticos como los pasionales, expresan sentimientos muy profundos que nos permiten aunar con la otra persona, con su intimidad. Y eso es precisamente lo que queremos, estar juntas y profundizar en nuestra intimidad ¿verdad, cariño?

Luisita asintió, toda ruborizada. De momento aquella niña vergonzosa y atemorizada aún seguía saliendo de vez en cuando.

Habían empezado la velada en el famoso Mesón Cervantes, un local rústico repleto de objetos antiguos y cuadros con escenas del Quijote. Amelia no paraba de relatar historias acontecidas en aquella zona, como si se tratara de una guía turística autóctona, que realmente sentía en su interior lo que explicaba y lo hacía con cariño.

El estilo barroco del restaurante, ubicado en la Plaza Mayor de Salamanca, se extendía a las calles y plazas que lo rodeaban. Luisita parecía encandilada con todo aquel entorno, el cual Amelia le mostraba como si fuera su segunda casa. Antes empezar sus estudios de teatro en Barcelona, Amelia quiso conocer Ledesma, sentía curiosidad por conocer el lugar del cual provenía su apellido. Hizo un pequeño viaje junto a unas amigas antes de empezar el curso. Amelia quedó tan maravillada con aquel entorno y su universidad, que decidió quedarse un tiempo más. Ese tiempo se convirtió en dos años en los que estudió bellas artes y se dedicó al teatro amateur, tomando clases en la misma universidad.

Carol, una historia Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora