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- Gianne - escucho a Serpens llamarle, había llegado hace media hora y había sentido desde ya rato la ansiedad que emanaba del rubio, solo estaba esperando que él se sintiera lo suficientemente seguro para contarle lo que fuese que le estuviese pasando - la he encontrado.
- Oh - fue lo unico que salio de su boca, estaba atónita, no pensó que su mejor amigo encontrara a su compañera tan pronto - es genial, Serpens.
- Tengo miedo - confesó el chico.
- Ven aquí - lo acercó a ella y lo abrazo - es normal cariño, llevas mucho tiempo solo, es un gran cambio.
- ¿Y si no lo acepta? ¿ Y si me rechaza? - las dudas lo habían llenado desde el momento en el que la conoció - es un cambio muy grande, Gia.
- No puedes dudar y mucho menos temerle al amor, estáis destinados a estar juntos.
- Eres la mejor - la abrazó nuevamente y dejó un sonoro beso en su mejilla.
- Ahora, desembucha - le dijo sonriente - ¿quién es la afortunada?.
- Thiara.
- ¡¿La nueva Cullen?! - soltó - vaya, jamás pensé que te gustaban los yogurines.
- Muy graciosa- soltó una risa sarcástica mientras le daba un golpe en el brazo.
- Abuso.
- Exagerada.
-Hello people - hablo la rubia entrando a la casa de los Cullen.
- ¿Cómo has entrado? - cuestionó el grandullón de la familia.
- Ahora atravieso las paredes- le respondió la chica - Vision me lo enseño.
- ¿Quién es Vision? - pregunto esta vez el sureño.
- Inculto - fue lo único que le respondió - ¿dónde está Rosa y el yogurin?.
- ¿Quién es el yogurín? - preguntó esta vez la nueva integrante de la familia.
- Tu, cariño - le dijo - ¿dónde está la rubia?.
- Aquí - hablo Rosalie llegando al salón donde ellos estaban - ¿nos vamos?.
-¿A dónde vais? - la rubia frunció el ceño, Edward Cullen iba bajando las escaleras con las manos en los bolsillos y una gran sonrisa en el rostro.
- Puedes leer mentes, no es necesario preguntar - la chica rodó los ojos, esa sonrisa le parecía sospechosa, no era muy común ver al cobrizo sonriendo.
- Voy con vosotras - le dijo tomando un abrigo.
- Oh, no, detén el carro - la chica puso sus manos en el pecho de él intentando detenerle - tu de aquí no te mueves.
- Oh, claro que puedes venir Eddie - soltó la rubia Cullen quien inmediatamente recibió una mala mirada por parte de su amiga- Thiara y yo iremos en mi auto, no vemos.
- Tú - la señaló - jodete.
- Si, si, como quieras - le tiró un beso - ahora mueve tu trasero y vámonos, Edward llevala.
- ¿Vamos? - preguntó el chico sonriente.
- Oh, no lo disfrutes mucho.
El ritmo de Wannabe de las Spice girls inundó el reducido espacio del coche.
- Vaya, Eduardo, ahora tienes buen gusto musical - se burló la chica.
- Las cosas cambiaron, Gianne - le fue inevitable no fijarse en los ojos del chico, un brillo inusualmente conocido resaltaba en ellos.
- No te creo - no iba admitir que le había sorprendido la respuesta de el, no le daría esa satisfacción - mira la carretera, no quiero morir de algo tan tonto.
- Claro, Gianne - su nombre saliendo de su boca le sonó tan seductora e hipnótica que se quedó unos momentos observando los labios, cada vez le era más difícil resistirse a lo que él provocaba en ella - ¿quieres probar? - pregunto burlón al notar la mirada de la chica sobre él.
- solo conduce, Edward - desvió su mirada a cualquier lugar que no fuera él, se negaba a caer tan rápido.
Con una pequeña risa por parte de él y un bufido de ella el viaje a Port Angeles continuó.
