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Observaba incesantemente su rostro frente al espejo,analizaba cada parte de su cuerpo, las heridas de sus brazos habían desaparecido hace unas horas atrás pero el color rojizo de su cabello no se iba, definitivamente parecía una Weasley.
- Estas preciosa - reconoció la voz de Rosalie - me quedé junto con Serpens mientras dormías.
- Gracias - respondió - me gustaba el rubio.
- Y a todos, pero ahora eres pelirroja y te queda genial - dijo su mejor amiga- aunque tendremos que buscarte otro apodo.
- Dejemosle eso a el desocupado de Serpens- se mofo - nosotras tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos.
- Como por ejemplo , ¿qué es lo que está pasando contigo ?.
- Lo mismo quiero saber - suspiro - llevo meses buscando por mi cuenta, investigando en todos lados y aun no he encontrado respuesta.
- Tranquila - dijo la rubia abrazándola - encontraremos una respuesta.
Estaba cansado, tenía horas observando los libros en su biblioteca intentado distraer su mente, los pensamientos de dejarlo todo y acabar aquel lío de una vez no deja de atormentarle, por supuesto que quería acabar con todo, pero no sabía cómo, lo unico que le quedaba era enfrentar lo que se venía y hacerse cargo de sus múltiples errores.
El rostro de Isabella Swan llegó a su cabeza reemplazando cualquier otro pensamiento, pero no se le venía a la cabeza por que la echara de menos o algo por el estilo, su cabeza buscaba otra forma de atormentarlo, de hacerle reconocer que la humana era la causante de sus problemas al igual que sus propias decisiones. Isabella swan nunca fue lo que él quiso, aunque le costara reconocerlo, sus instintos primitivos le habían segado la vista y ahora tenía a un ejército de neófitos detrás de ella y por consiguiente de él, su familia y amigos.
- Estás más arisco de lo normal - habló Carlisle detrás de él - ¿ todo en orden ?.
- Puede haber más de una tua cantante, ¿ verdad? - inquirió el cobrizo.
