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Estaba más que seguro que por la mayor de los Naismith haría lo que fuera y lo comprobó al verse cargado de varias bolsas y cajas de ella, no era que le molestarse ir de compras o algo por el estilo, el problema era ir con Rosalie y su compañera, al parecer Thiara también se había vuelto un problema pues era igual de obsesionada con las compras como las primeras.
-Tu te lo has buscado, es tu culpa - se burló Gianne al sentir las emociones del chico, inconscientemente había copiado el don de Jasper.
-No me he quejado rubia- habló él.
-Claro...
-¡Vamos Anne! -grito Thiara al ver que la pareja se quedaba atrás.
-Muévete Eduardo, no tenemos todo el día.
El chico bufó mientras veía como la rubia se alejaba de manera grácil hacia el dúo de chicas.
-Vosotras dos me debéis una gigante - les dijo en cuanto se posicionó a su lado.
-No hemos hecho nada cariño- contestó simple Rosalie.
-Y una mierda - gruñó.
-Cariño, estos días te llevas un ánimo de perros, necesitas una sección desestresante - comenzó su mejor amiga.
-Edward estaría encantado de ayudarte en eso - continuó la nueva Cullen.
-Si, tienes razón- respondió- a ti también te vendría bien una Thiara, podría decirle a Serpens que te haga el favor - la miró con una sonrisa socarrona.
Gianne pudo jurar de que si la chica siguiese siendo humana, estaría más roja que un tomate cosa que le imposibilita contener la carcajada que desde hace rato amenazaba con salir.
-¿Entonces lo sabes ? - inquirir la Morena avergonzada.
-oh, claro que lo sé, soy su mejor amiga.
-¿De qué habláis? - pregunto la rubia Cullen al no entender nada.
-Cariño mío- dijo entrelazando su brazo con el de ella - nuestro renacuajo a conocido al amor de su vida,¿ a que no adivinas quien es ?.
-¿Cuándo ha sido eso ?.
-El día de la pelea con los neófitos.
-¿Quién es ? - volvió a preguntar la chica sonriente.
-Nada más y nada menos que nuestra querida serpiente.
-Es coña, ¿verdad?.
-Para nada - la menor observaba a las dos chicas avergonzada mientras iban caminando - ahora resulta que Serpens Bair es un asalta cunas, decepcionante.
-¡Oye! - se quejó Thiara - ahora tendré un Sugar Daddy.
Las féminas soltaron una carcajada al escuchar a la morena, seria una tarde entretenida para el trio y una no tanto para el vampiro solitario que las seguía.
