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Suspiro antes de mirar a su alrededor, estaba en el mismo claro a el que Edward en algún momento la llevó, era uno de esos raros días en los que salía el sol en el pequeño pueblo, estaba sentada sobre una manta mientras leía Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.
- ¿Por qué no pueden ser como el señor Bingley o el señor Darcy ? - bufo - que desperdicio de expectativa.
Podía sentir como le observaban, sabía quién era, había reconocido su olor hace minutos atrás.
- No es necesario que se oculte - habló con voz queda.
-Siento interrumpirte - hablo el chico.
-No hay problema - dijo apartando el libro - ¿ necesita algo?.
- Tutéame por favor - pidió el.
- No me apetece - volvió a hablar de la misma forma - vuelvo a preguntar, ¿ necesita algo?.
- ¿Por qué arriesgar tu vida por nosotros?.
Una carcajada salió de su boca.
- Oh, estupido, egocentrico y egoista Edward Cullen - hablo socarrona - piensas solo en ti, sin ver lo que pueden causar tus acciones, sin ver mas alla de ti mismo.
<< No he vuelto por ti, sacate esa idea de tu cabecita - aclaro - he vuelto por ellos, por mi familia y amigos, me importa muy poco lo que te pase a ti o a tu noviecita>>
Recogio sus cosas, alizo su vestido amarillo y tomo su bolso.
- Gracias a tu egoísmo e idiotez mi familia puede salir perjudicada y te aseguro que no dudare en destruir lo que sea que los amenace, no me importa si eres tú o ese saco de sangre que llevas contigo y llamas novia.
Cada palabra que soltó le dolía, le dolía tanto que sintió un vacío en su pecho, le mataba decirle aquello a él, a su compañero, pero era cierto, pondría a su familia antes que a cualquier otra cosa incluso si aquello fuese su propia felicidad.
Corrió de nuevo a su casa, no aguantaba estar más de unos minutos con él en el mismo lugar. - Gianne - hablo Serpens en cuanto la vio atravesando la puerta - ire a Port Ángeles, ¿te apuntas?.
