CAPITULO 3.

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*Jared*

Toda la noche estuve pensando en Alex. Y no, no es porque mágicamente me haya enamorado de ella. Bueno... espero que en realidad no sea por eso. Digo, la chica es sumamente hermosa e inteligente y bastante divertida, según me informo Hannah. Pero, una relación con Alex jamás podría funcionar. Para empezar es la hija de Marcus, y él me castraría si tan siquiera pienso en acercarme a Alex de esa forma; en segunda es intrépida y muy osada, eso me llama la atención, debo admitir. Pero no es mi tipo de chica..., creo. La verdad no sé si tengo un tipo, pero sí sé que no me gusta que me llamen idiota, aunque lo sea. Además, ¡se supone que el chico malo soy yo! Si piensan que soy un imbécil, no importa, al menos no lo suficiente.

Debido que la noche anterior, Alex, se fue sin despedirse, algo que no me importo, es necesario añadir; está mañana me veo obligado a llamar a Connor para saber dónde buscar a Alex. Se supone que debo cuidar de ella, y ni siquiera sé donde está. ¿Alguien quiere un consejo? Jamás me contraten de niñero.

A las 10.15 am en punto, me sorprendo al llegar al edificio New York by Gehry. ¿Cómo es que una chica que vive en un edificio residencial de lujo fue a trabajar para alguien como Benny Rivera? No sé por qué, pero últimamente me siento muy timado. Con instrucciones del portero, subo en el ascensor hasta los pent-houses. Finalmente las puertas se abren en el piso 76 y salgo hacia un elegante vestíbulo. Camino hacia la puerta que tiene escrito 76-B y toco el timbre que hay en el marco. Normalmente, el portero, en vez de solo dejarme subir, hubiese llamado al apartamento y avisado de mi llegada. Sin embargo, Jim el portero, solo dedujo que yo era el novio de la señorita Moore y simplemente me dejo subir. Y obviamente yo no se lo negué, y no porque no hubiese querido, sino porque simplemente no me dio tiempo, Jim solo se limito a decir que se alegra porque la señorita Alex este feliz con alguien de nuevo, lo cual me desconcertó más de lo que me gustaría admitir.

Después de un par de minutos, la puerta se abre y me llevo la grata sorpresa de encontrarme con Alex. Sin evitarlo, recorro su cuerpo con la mirada... dos veces. Alex viste únicamente un pequeño short de color gris, y una holgada blusa blanca que dejaba a la vista su hombro derecho y su sostén de encaje blanco. Su cabello está lo suficiente alborotado como para indicarme que se acababa de despertar. Alex, definitivamente no esperaba encontrarse conmigo al otro lado de la puerta, pues me mira con los ojos bien abiertos y la boca entre abierta.

―Dios...―susurro al recorrer por tercera vez sus maravillosas piernas.

Puedo notar como las mejillas de Alex se tiñen de rosa, y antes de que diga algo más, ella cierra la puerta en mi cara sin la menor delicadeza. Me quedo mirando la puerta como un completo estúpido. No tengo ni la menor idea de lo que acaba de suceder. Después de unos segundos, logro reaccionar, justo al tiempo en que escucho una voz femenina al otro lado de la puerta.

―Alex, ¿Quién toco el timbre? ―preguntaron. La voz sonaba dulce y elegante a la vez.

―Eeh... nadie... no, no era nadie―respondió Alex balbuceando.

Ella debía estar pegada a la puerta, pues su voz se escucha bastante clara y cerca.

― ¿Cómo que no era nadie? Escuche perfectamente que sonó el timbre―insistió la otra mujer.

―En serio mamá, no era nadie. ¿Por qué no sigues desayunando?

―Oh, hazte a un lado, Alexandra―dijeron y la puerta se abrió.

Una mujer realmente hermosa, de mediana edad, cabello rubio y ojos color chocolate apareció frente a mí. No es muy alta, apenas unos centímetros más que Alex, quien no deja de mirarme con el ceño fruncido. Me cuesta creer que esa bella mujer que me mira con ojos curiosos y una sonrisa es la madre de Alex. No tienen mucho parecido. Pero lo único que puedo pensar en estos momentos, es en golpear a Marcus por dejar ir a una mujer como esta.

Anhelo y Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora